13/07/2018, 01:17
Sietes días después de la primera prueba nos encontrábamos nuevamente todos los aspirantes a chuunin en la academia de las olas, por un momento pensé que el ambiente de la segunda prueba sería en un área distinta, diferente, quizá un campo de entrenamiento o un bosque, quizá en la playa, pero no... Nuevamente en la academia, no quise pensar más allá de lo habitual hasta que supiera las orientaciones, quizá era algo protocolar.
Justo en la recepción nos esperaba el lisiado de la prueba anterior, vestía idénticamente a la primera vez que lo vi, pero su rostro era un poco más relajado, anunció que en esta oportunidad no nos evaluaría, que su única función era pasar la lista y dar las orientaciones de la siguiente prueba.
"A la derecha los pares y a la izquierda los impares" Repetí mentalmente una vez más para asegurarme de haberlo agarrado. "Ya estamos con no hacer preguntas ni poder respirar porque sino estas fuera..." Y entonces escuché la segunda regla que quería notificar el juzgado. "¿Quién podría considerar rendirse?" Y luego me convencí de que lo decían seriamente al ver como nos señalaba la puerta.
"Uff esto no parece tener buena pinta"
El shinobi comenzó a llamar por el nombre a cada uno de los participantes, esperé paciente mi turno y escuché el aula que se me asignó, era un número impar, seguí el camino pasillo y al llegar a la bifurcación tomé el camino de la izquierda y entonces busqué el salón con el número tres, la puerta estaba abierta, una clara invitación a que entrase sin más, no esperé mucho y me adentré y lo primero que noté era que habían unos cojines y una mujer de cabello negro estaba acomodada en uno de ellos.
Me detuve de lleno cuando noté la vestimenta de la kunoichi, mi cara empalideció por un momento olvidando que se trataba de una persona, es que tenía gran parecido con una abeja, una abeja reina...
"Calmate, es solo su ropa, respira y continua"
Suspiré y retomé mi caminar un poco más lento, pude notar como bebía un vaso de, si mi razón no me engañaba, leche,
Uno de esos cojines estaba ocupado ya, por una mujer de cabello largo y negro, que tenía otro vaso con esa sustancia blanca tan sana y nutritiva en la mano y estaba bebiéndolo de un trago, ese no era el problema, el problema es que había otro ejemplar justo entre los cojines.
"¿No pretenderá hacermelo beber, me mataría!" Miré el vaso con recelo, ahora quedaba en claro que Mogura sí tenía razón... "¿Sabrán todo sobre mi?" Dudé por un momento y luego reparé en la bandana en su frente, era una compatriota de la lluvia, pero no me inspiraba nada de confianza.
—Inoue Keisuke, vaya, no estás mal para ser un jovenzuelo todavía. Pasa, pasa, y cierra la puerta tras de ti.
Mi rostro se enrojeció fugazmente por el cumplido. —Entendido.— No me hice rogar mucho, me devolví y entonces cerré la única salida del aula, la única puerta hacia la libertad... "¿Dónde le he escuchado antes?" Me pregunté extrañado
Viré para encarar nuevamente a mi superior. —Un gusto, ¿cómo debería dirigirme a usted?— Pregunté acercándome, no obstante, aun no me atrevía a sentarme y tampoco me sentía muy cómodo por el hecho del vaso con contenido lácteo.
Justo en la recepción nos esperaba el lisiado de la prueba anterior, vestía idénticamente a la primera vez que lo vi, pero su rostro era un poco más relajado, anunció que en esta oportunidad no nos evaluaría, que su única función era pasar la lista y dar las orientaciones de la siguiente prueba.
"A la derecha los pares y a la izquierda los impares" Repetí mentalmente una vez más para asegurarme de haberlo agarrado. "Ya estamos con no hacer preguntas ni poder respirar porque sino estas fuera..." Y entonces escuché la segunda regla que quería notificar el juzgado. "¿Quién podría considerar rendirse?" Y luego me convencí de que lo decían seriamente al ver como nos señalaba la puerta.
"Uff esto no parece tener buena pinta"
El shinobi comenzó a llamar por el nombre a cada uno de los participantes, esperé paciente mi turno y escuché el aula que se me asignó, era un número impar, seguí el camino pasillo y al llegar a la bifurcación tomé el camino de la izquierda y entonces busqué el salón con el número tres, la puerta estaba abierta, una clara invitación a que entrase sin más, no esperé mucho y me adentré y lo primero que noté era que habían unos cojines y una mujer de cabello negro estaba acomodada en uno de ellos.
Me detuve de lleno cuando noté la vestimenta de la kunoichi, mi cara empalideció por un momento olvidando que se trataba de una persona, es que tenía gran parecido con una abeja, una abeja reina...
"Calmate, es solo su ropa, respira y continua"
Suspiré y retomé mi caminar un poco más lento, pude notar como bebía un vaso de, si mi razón no me engañaba, leche,
Uno de esos cojines estaba ocupado ya, por una mujer de cabello largo y negro, que tenía otro vaso con esa sustancia blanca tan sana y nutritiva en la mano y estaba bebiéndolo de un trago, ese no era el problema, el problema es que había otro ejemplar justo entre los cojines.
"¿No pretenderá hacermelo beber, me mataría!" Miré el vaso con recelo, ahora quedaba en claro que Mogura sí tenía razón... "¿Sabrán todo sobre mi?" Dudé por un momento y luego reparé en la bandana en su frente, era una compatriota de la lluvia, pero no me inspiraba nada de confianza.
—Inoue Keisuke, vaya, no estás mal para ser un jovenzuelo todavía. Pasa, pasa, y cierra la puerta tras de ti.
Mi rostro se enrojeció fugazmente por el cumplido. —Entendido.— No me hice rogar mucho, me devolví y entonces cerré la única salida del aula, la única puerta hacia la libertad... "¿Dónde le he escuchado antes?" Me pregunté extrañado
Viré para encarar nuevamente a mi superior. —Un gusto, ¿cómo debería dirigirme a usted?— Pregunté acercándome, no obstante, aun no me atrevía a sentarme y tampoco me sentía muy cómodo por el hecho del vaso con contenido lácteo.