20/07/2018, 01:20
Su estancia en Coladragón había sido corta. Lo que empezó como un pequeño viaje para conocer un paraje distante dentro del país de la tormenta terminó cambiando por una simple conversación con varios marineros en la posada. Entre trago y trago, complacidos por la calidez del fuego, el cuento de la decadencia de un pueblo cercano adquiría más, aunque escasos, detalles.
Curioso y gustoso de experimentar lo relatado de primera mano, el calvo ataviado con su túnica negra por sobre su ropa habitual partió hacia Colapescado con la esperanza de enterarse más del tema. Una emigración lo azotaba, los puestos cerraban y la economía menguaba. Los rumores contaban que había una mano negra detrás de todo, la culpable de los problemas de los marineros.
Tuvo días de recorrer el pequeño pueblo, hablando prácticamente con nadie y dedicándose solo a observar, hospedado en una pequeña, olorosa y destruida habitación de lo que parecía un hotel que no había tenido clientela ni en sus buenos años. Si es que alguna ves los había tenido.
La ligera investigación lo llevo a mirar de cerca a dos féminas que se dedicaban a pasar de local en local poniendo nerviosos a los dueños y soliéndose llevar una pequeña bolsa de monedas. Su último intento había en el puerto, rodeadas de una turba de marineros nada contentos.
«Acaso ese es.... y esa es....»
Oculto dentro de su túnica el calvo había permanecido rodeado del grupo de gente, silencioso incluso ante la golpiza que uno de ellos se había llevado. La ida de las mujeres llevó a una discusión entre pueblerinos provocada por la aparición de dos nuevas figuras. Karamaru no pudo evitar sonreír ante el asombro de cruzarse a aquellos dos en aquel lugar y en aquel momento y no tardó en acercarse una vez la manada se dispersara.
— Entonces vamos a tener que mejorar esto antes de pronto— la motivación de tener caras conocidas de apoyo lo hacía hablar con excelsa felicidad. Se había acercado por la espalda de Urashima y le dio una ligera palmada con sus palabras. Al terminar de hablar se sacó su capucha para revelar su calva y poder presentarse ante viejos conocidos.
— Reika, Akame, bueno verlos.— les tendió el brazo a ambos y les otorgó una leve reverencia a cada uno junto con el saludo.
Curioso y gustoso de experimentar lo relatado de primera mano, el calvo ataviado con su túnica negra por sobre su ropa habitual partió hacia Colapescado con la esperanza de enterarse más del tema. Una emigración lo azotaba, los puestos cerraban y la economía menguaba. Los rumores contaban que había una mano negra detrás de todo, la culpable de los problemas de los marineros.
Tuvo días de recorrer el pequeño pueblo, hablando prácticamente con nadie y dedicándose solo a observar, hospedado en una pequeña, olorosa y destruida habitación de lo que parecía un hotel que no había tenido clientela ni en sus buenos años. Si es que alguna ves los había tenido.
La ligera investigación lo llevo a mirar de cerca a dos féminas que se dedicaban a pasar de local en local poniendo nerviosos a los dueños y soliéndose llevar una pequeña bolsa de monedas. Su último intento había en el puerto, rodeadas de una turba de marineros nada contentos.
«Acaso ese es.... y esa es....»
Oculto dentro de su túnica el calvo había permanecido rodeado del grupo de gente, silencioso incluso ante la golpiza que uno de ellos se había llevado. La ida de las mujeres llevó a una discusión entre pueblerinos provocada por la aparición de dos nuevas figuras. Karamaru no pudo evitar sonreír ante el asombro de cruzarse a aquellos dos en aquel lugar y en aquel momento y no tardó en acercarse una vez la manada se dispersara.
— Entonces vamos a tener que mejorar esto antes de pronto— la motivación de tener caras conocidas de apoyo lo hacía hablar con excelsa felicidad. Se había acercado por la espalda de Urashima y le dio una ligera palmada con sus palabras. Al terminar de hablar se sacó su capucha para revelar su calva y poder presentarse ante viejos conocidos.
— Reika, Akame, bueno verlos.— les tendió el brazo a ambos y les otorgó una leve reverencia a cada uno junto con el saludo.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘