22/07/2018, 07:06
(Última modificación: 22/07/2018, 07:08 por Umikiba Kaido.)
Y entonces se hizo el silencio.
Un silencio pacífico que sólo era perturbado por el leve movimiento de su cuerpo, batiéndose con las leves mareas. Hacia arriba, un deje de claridad que le permitía ver la saliente de la plataforma de combate y, también, el chapoteo de cada una de las gotas de lluvia que ataviaba la superficie.
Luego, una extrañeza. Algo fuera de lo normal. Una docena de plataformas duplicándose al ras del agua y cubriendo gran parte del lago mismo. Y ante aquella impactante deformación de la realidad, Kaido no pudo hacer más que sonreír.
No importaba que Ayame supiera o no de su capacidad genética, o de sus branquias. También siendo Hozuki se tenía la habilidad de respirar indefinidamente bajo el agua según ciertas condiciones y eso ella lo sabía. ¿Por qué entonces intentaría impedir que pudiera salir del lago? ¿qué planeaba? y lo más importante de todo, ¿cómo era posible que súbitamente aparecieran plataformas de la nada? Sólo había una respuesta lógica. Era demasiado obvio.
Kaido nadó paulatinamente hacia lo más profundo del lago, meditabundo. Paseándose entre la docena de pilares que ahora se ceñían hacia lo más bajo del lago, junto a él. Tocaba la piedra. Intentaba entender qué era lo que había pasado y de atar los cabos sueltos ante una situación tan inverosímil como aquella.
Acaso se trataba de ... tenía que averiguarlo.
De un momento a otro, la superficie se perturbó con la emersión de Kaido, allá, a unos siete metros de la que sabía él que era la plataforma principal. Se irguió sobre el agua y echó un vistazo a su alrededor, viéndose opacado por el techo de todas las plataformas que se extendían cuatro metros sobre su cabeza.
Trató de mirar a todos lados, para ver en dónde estaba ella.
Un silencio pacífico que sólo era perturbado por el leve movimiento de su cuerpo, batiéndose con las leves mareas. Hacia arriba, un deje de claridad que le permitía ver la saliente de la plataforma de combate y, también, el chapoteo de cada una de las gotas de lluvia que ataviaba la superficie.
Luego, una extrañeza. Algo fuera de lo normal. Una docena de plataformas duplicándose al ras del agua y cubriendo gran parte del lago mismo. Y ante aquella impactante deformación de la realidad, Kaido no pudo hacer más que sonreír.
No importaba que Ayame supiera o no de su capacidad genética, o de sus branquias. También siendo Hozuki se tenía la habilidad de respirar indefinidamente bajo el agua según ciertas condiciones y eso ella lo sabía. ¿Por qué entonces intentaría impedir que pudiera salir del lago? ¿qué planeaba? y lo más importante de todo, ¿cómo era posible que súbitamente aparecieran plataformas de la nada? Sólo había una respuesta lógica. Era demasiado obvio.
Kaido nadó paulatinamente hacia lo más profundo del lago, meditabundo. Paseándose entre la docena de pilares que ahora se ceñían hacia lo más bajo del lago, junto a él. Tocaba la piedra. Intentaba entender qué era lo que había pasado y de atar los cabos sueltos ante una situación tan inverosímil como aquella.
Acaso se trataba de ... tenía que averiguarlo.
De un momento a otro, la superficie se perturbó con la emersión de Kaido, allá, a unos siete metros de la que sabía él que era la plataforma principal. Se irguió sobre el agua y echó un vistazo a su alrededor, viéndose opacado por el techo de todas las plataformas que se extendían cuatro metros sobre su cabeza.
Trató de mirar a todos lados, para ver en dónde estaba ella.