22/07/2018, 18:09
La señorita del kimono realizó una reverencia impregnada de gracia; debía de haberla practicado millones de veces. A Karma le resultó pomposa, no obstante.
—Disculpen mis modales, la prisa es una mala consejera y en ocasiones nos hace olvidar hasta las reglas más básicas de etiqueta. Mi nombre es Tomizawa Emi.
—Kojima Karma... —musitó con desgana la kunoichi.
—Me gustaría hacerles una pregunta —afirmó con esa voz tan melodiosa, cargada de un deje tranquilo y amable, tan distinto a la sonrisa de depredadora confiada hasta las trancas que solía mostrar—. Ha sido una terrible indiscreción por mi parte, pero las he escuchado hablar sobre el "milagroso" té blanco que, según se cuenta, se cultiva en La Pequeña Blanca. ¿Lo están buscando, verdad?
Karma entrecerró los ojos.
—¿Usted también lo está buscando, por un casual?
—¿Yo? No me importaría hacerme con él, ¡si es tan milagroso como dicen! —rió—. No, era simple curiosidad. Yo también he escuchado las historias en un par de ocasiones, y me picó la curiosidad al oírlas hablar. De nuevo, disculpen mi osadía.
—Ya veo...
—Disculpen mis modales, la prisa es una mala consejera y en ocasiones nos hace olvidar hasta las reglas más básicas de etiqueta. Mi nombre es Tomizawa Emi.
—Kojima Karma... —musitó con desgana la kunoichi.
—Me gustaría hacerles una pregunta —afirmó con esa voz tan melodiosa, cargada de un deje tranquilo y amable, tan distinto a la sonrisa de depredadora confiada hasta las trancas que solía mostrar—. Ha sido una terrible indiscreción por mi parte, pero las he escuchado hablar sobre el "milagroso" té blanco que, según se cuenta, se cultiva en La Pequeña Blanca. ¿Lo están buscando, verdad?
Karma entrecerró los ojos.
—¿Usted también lo está buscando, por un casual?
—¿Yo? No me importaría hacerme con él, ¡si es tan milagroso como dicen! —rió—. No, era simple curiosidad. Yo también he escuchado las historias en un par de ocasiones, y me picó la curiosidad al oírlas hablar. De nuevo, disculpen mi osadía.
—Ya veo...