25/07/2018, 21:20
La examinadora le dedicó una sonrisa escalofriante y una frase que despertó todas sus alarmas internas, le trajo recuerdos amargos y le dejó sumamente confuso. No obstante, ni siquiera tuvo tiempo de pararse a pensar en los procesos mentales que su cerebro se esforzaba por ocultar.
Daruu corría a toda velocidad sorteando los árboles de un bosque que bien podría haber sido el de la Hoja. Tuvo que recomponerse a sí mismo a tiempo de esquivar uno de los troncos. Entrar en un Genjutsu y teletransportarse con su técnica de invocación inversa eran las dos únicas maneras en las que uno podía sentir un ligero mareo tras el repentino cambio de ambiente, pero nunca se había teletransportado a la carrera, y desde luego nunca nadie en un Genjutsu le había manejado de tal manera como para hacerle correr dentro de la ilusión.
Sintió el roce de una prenda de ropa que antes no llevaba: el chaleco de chuunin. «Ya veo, de modo que me ponen en la piel de un ninja medio. Tiene sentido... una forma de comprobar cómo nos desenvolvemos en la práctica en contraste con las situaciones imaginarias del examen escrito. Eso significa que...»
Zum.
Daruu sintió un dolor terrible, punzante, que sólo duró un segundo. Una cantidad de información enorme acababa de abrir la puerta de casa y se había puesto a patear el parqué sin permiso y con tan poco respeto como para no quitarse los zapatos antes de hacerlo.
«Vaya, no mentía. El Genjutsu es complejo. Muy muy complejo.»
Estaban persiguiendo a un exiliado de Amegakure. Un exiliado. Un chuunin y tres genin. Claramente no era una misión para ellos. Se preguntó por la pieza de información que faltaba. ¿En qué contexto les habían enviado a cumplir aquella tarea? Había habido una filtración, ese dato sí lo tenía. Y uno de los genin que venía con él en el grupo debía haber ayudado al exiliado. «Un traidor, o quizás sólo una acción bienintencionada que benefició al enemigo. Es decir, que igual ninguno de los pobres muchachos ha traicionado conscientemente a la aldea.»
Y una vocecita dentro de su mente replicó:
«No como puede que hagas tú.»
Sacudió la cabeza y se obligó a apartar esos pensamientos en aquél momento tan comprometido.
«Bueno, el caso es que no puedo iniciar una caza de brujas. Además, estamos en medio de una persecución.»
El grupo frenó en una bifurcación. No había tiempo para tomar una decisión. Daruu se puso nervioso, y pensó, y pensó. Pensó...
Formuló un sello especial y creó un clon de sombras.
—¡Dos conmigo por la derecha! ¡Uno con mi clon por la izquierda! Si uno de los caminos nos conduce al enemigo, nos reuniremos con mi técnica de teletransportación.
Daruu y su clon tomaron caminos diferentes.
«Casi todos los puntos cubiertos. En caso de emergencia siempre puedo invocarnos. Si el genin traidor resulta ser competente y consciente de lo que hace, y emboscan al clon, no pasa nada. Si me emboscan a mi, al menos tengo al otro genin... Y en cualquiera de los casos, si ninguno de los genin traicionaron conscientemente y sufrimos un ataque, confío en poder teleportarnos con mi técnica.»
· · ·
Daruu corría a toda velocidad sorteando los árboles de un bosque que bien podría haber sido el de la Hoja. Tuvo que recomponerse a sí mismo a tiempo de esquivar uno de los troncos. Entrar en un Genjutsu y teletransportarse con su técnica de invocación inversa eran las dos únicas maneras en las que uno podía sentir un ligero mareo tras el repentino cambio de ambiente, pero nunca se había teletransportado a la carrera, y desde luego nunca nadie en un Genjutsu le había manejado de tal manera como para hacerle correr dentro de la ilusión.
Sintió el roce de una prenda de ropa que antes no llevaba: el chaleco de chuunin. «Ya veo, de modo que me ponen en la piel de un ninja medio. Tiene sentido... una forma de comprobar cómo nos desenvolvemos en la práctica en contraste con las situaciones imaginarias del examen escrito. Eso significa que...»
Zum.
Daruu sintió un dolor terrible, punzante, que sólo duró un segundo. Una cantidad de información enorme acababa de abrir la puerta de casa y se había puesto a patear el parqué sin permiso y con tan poco respeto como para no quitarse los zapatos antes de hacerlo.
«Vaya, no mentía. El Genjutsu es complejo. Muy muy complejo.»
Estaban persiguiendo a un exiliado de Amegakure. Un exiliado. Un chuunin y tres genin. Claramente no era una misión para ellos. Se preguntó por la pieza de información que faltaba. ¿En qué contexto les habían enviado a cumplir aquella tarea? Había habido una filtración, ese dato sí lo tenía. Y uno de los genin que venía con él en el grupo debía haber ayudado al exiliado. «Un traidor, o quizás sólo una acción bienintencionada que benefició al enemigo. Es decir, que igual ninguno de los pobres muchachos ha traicionado conscientemente a la aldea.»
Y una vocecita dentro de su mente replicó:
«No como puede que hagas tú.»
Sacudió la cabeza y se obligó a apartar esos pensamientos en aquél momento tan comprometido.
«Bueno, el caso es que no puedo iniciar una caza de brujas. Además, estamos en medio de una persecución.»
El grupo frenó en una bifurcación. No había tiempo para tomar una decisión. Daruu se puso nervioso, y pensó, y pensó. Pensó...
Formuló un sello especial y creó un clon de sombras.
—¡Dos conmigo por la derecha! ¡Uno con mi clon por la izquierda! Si uno de los caminos nos conduce al enemigo, nos reuniremos con mi técnica de teletransportación.
Daruu y su clon tomaron caminos diferentes.
«Casi todos los puntos cubiertos. En caso de emergencia siempre puedo invocarnos. Si el genin traidor resulta ser competente y consciente de lo que hace, y emboscan al clon, no pasa nada. Si me emboscan a mi, al menos tengo al otro genin... Y en cualquiera de los casos, si ninguno de los genin traicionaron conscientemente y sufrimos un ataque, confío en poder teleportarnos con mi técnica.»