3/08/2018, 13:48
Nada más al entrar a este nuevo ambiente, sentí la calidez y el aroma a comida del mismo, resultó bastante acogedor en comparación a la inclemencia de Amenokami.
La respuesta fue casi inmediata por parte de un señor gordo y añoso, aunque no por eso menos amable, en la cual me recibía sin ningún tipo de problemas. "¿Plato Chubei? No lo recuerdo, ha de ser nuevo..."
—Es un alivio, muchas gracias.— Sonreí a la par que sostenía su mirada, afortunadamente fueron pocos segundos, porque él se encontraba ocupado; pude notar los diferentes platos de comida que ofrecían con gran aporte proteíco y otros de carbohidratos. Me acerqué un poco más a la barra y metí mi diestra en el bolsillo. —Sírvame un té verde, por favor.— Y luego dejé las monedas que este valía.
Volví a dónde se encontraba la cortina y eché un vistazo afuera, la lluvia se mantenía constante, no parecía que fuese a disminuir en intensidad, por lo menos por unos cuántos minutos, así que tendría tiempo de sobra para beber aquel té con calma. El otro cliente que estaba ahí fijó sus ojos en mí, y me abordó de una manera un tanto peculiar. —Sí.— Respondí y entonces me fijé directamente en él, era más alto que yo, cabello negro y corto, parecía que se ejercitaba físicamente y la ropa que llevaba apoyaba esta teoría, la cual se ceñía perfectamente a su cuerpo... En fin, mis ojos no encontraron ninguna placa que indicase que fuese de otro rango ajeno al más inferior, y añadiendo sus palabras él admitía serlo también. —¿Por qué?— Pregunté directamente.
La respuesta fue casi inmediata por parte de un señor gordo y añoso, aunque no por eso menos amable, en la cual me recibía sin ningún tipo de problemas. "¿Plato Chubei? No lo recuerdo, ha de ser nuevo..."
—Es un alivio, muchas gracias.— Sonreí a la par que sostenía su mirada, afortunadamente fueron pocos segundos, porque él se encontraba ocupado; pude notar los diferentes platos de comida que ofrecían con gran aporte proteíco y otros de carbohidratos. Me acerqué un poco más a la barra y metí mi diestra en el bolsillo. —Sírvame un té verde, por favor.— Y luego dejé las monedas que este valía.
Volví a dónde se encontraba la cortina y eché un vistazo afuera, la lluvia se mantenía constante, no parecía que fuese a disminuir en intensidad, por lo menos por unos cuántos minutos, así que tendría tiempo de sobra para beber aquel té con calma. El otro cliente que estaba ahí fijó sus ojos en mí, y me abordó de una manera un tanto peculiar. —Sí.— Respondí y entonces me fijé directamente en él, era más alto que yo, cabello negro y corto, parecía que se ejercitaba físicamente y la ropa que llevaba apoyaba esta teoría, la cual se ceñía perfectamente a su cuerpo... En fin, mis ojos no encontraron ninguna placa que indicase que fuese de otro rango ajeno al más inferior, y añadiendo sus palabras él admitía serlo también. —¿Por qué?— Pregunté directamente.