13/09/2015, 21:12
Al cobijo de las sombras, el perverso hombre de pelo cano y ojos dorados rió, rió tan espeluznantemente como pudo, y llevándose las manos a la cara como un perturbado ansioso de satisfacer sus placeres ocultos, dijo en voz alta, como si alguien pudiera oírle.
—Es hora de probar si el experimento funciona...
Hizo un sello.
De pronto, Yoshimitsu y Blame recuperaron la sensibilidad en el brazo. Pero no era una sensibilidad agradable, sino una sensibilidad dolorosa. Un dolor horrible, y un impulso difícil de describir.
Tenían ganas de matar. De matarse el uno al otro. Unas ganas terribles, insoportables.
A Yoshimitsu le picaba la curiosidad, ¿quién le había puesto aquél demonio en forma de brazo, sería el que tenía enfrente? Eso sólo le daba más ganas de matarlo, de matarlo, el no saber, el no conocer, sólo le daba ganas de asesinar. Y le dolía, le dolía mucho.
Blame, sádico como era, disfrutaba con el dolor de Yoshimitsu, y eso sólo le hizo tener ganas de causarle más dolor. Pero no sólo eso, no, qué va... Dicho dolor, por extraño que le pareciera, le ORDENABA que lo salvase, que eliminase su sufrimiento mediante la muerte. La muerte, una salvación que había recibido toda su aldea. Sin duda Yoshimitsu sufriría por ello... Blame podía aguantar el dolor, pues era el encargado de limpiar la Tierra, pero a Yoshimitsu se lo podía ahorrar. Debía ahorrárselo.
Sin saber cómo, debían enzarzarse, y sólo uno quedaría vivo, y sólo entonces cesaría ese dolor, más psicológico que físico, y recibirían una oleada de satisfacción como nunca. Ahora mismo, el mundo giraba en torno a asesinarse el uno al otro.
—Es hora de probar si el experimento funciona...
Hizo un sello.
···
De pronto, Yoshimitsu y Blame recuperaron la sensibilidad en el brazo. Pero no era una sensibilidad agradable, sino una sensibilidad dolorosa. Un dolor horrible, y un impulso difícil de describir.
Tenían ganas de matar. De matarse el uno al otro. Unas ganas terribles, insoportables.
A Yoshimitsu le picaba la curiosidad, ¿quién le había puesto aquél demonio en forma de brazo, sería el que tenía enfrente? Eso sólo le daba más ganas de matarlo, de matarlo, el no saber, el no conocer, sólo le daba ganas de asesinar. Y le dolía, le dolía mucho.
Blame, sádico como era, disfrutaba con el dolor de Yoshimitsu, y eso sólo le hizo tener ganas de causarle más dolor. Pero no sólo eso, no, qué va... Dicho dolor, por extraño que le pareciera, le ORDENABA que lo salvase, que eliminase su sufrimiento mediante la muerte. La muerte, una salvación que había recibido toda su aldea. Sin duda Yoshimitsu sufriría por ello... Blame podía aguantar el dolor, pues era el encargado de limpiar la Tierra, pero a Yoshimitsu se lo podía ahorrar. Debía ahorrárselo.
Sin saber cómo, debían enzarzarse, y sólo uno quedaría vivo, y sólo entonces cesaría ese dolor, más psicológico que físico, y recibirían una oleada de satisfacción como nunca. Ahora mismo, el mundo giraba en torno a asesinarse el uno al otro.
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