30/08/2018, 23:06
Ante la respuesta de la madre, el cenobita decidió que ya había llegado la hora de la despedida. Añadió que no querían molestar mas, y agradeció el alojamiento y el desayuno a la misma, no sin antes buscar con la mirada la coordinación para con su compañera de aventura. Ésta, al igual que el carente de pelo, determinó que ya habían terminado allí, y agradeció también el alojamiento y la comida.
La mujer se levantó, y con una reverencia despidió a sus huéspedes —No hay de qué. Hasta pronto, y suerte con vuestra tarea.
Los chicos eran libres de ir a donde quisieran. Colegio, iglesia, los pastos donde trabajaba Tomohiro... dónde irían solo ellos lo sabían.
La mujer se levantó, y con una reverencia despidió a sus huéspedes —No hay de qué. Hasta pronto, y suerte con vuestra tarea.
Los chicos eran libres de ir a donde quisieran. Colegio, iglesia, los pastos donde trabajaba Tomohiro... dónde irían solo ellos lo sabían.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~