2/09/2018, 17:26
— Digamos que no suelo llevarme bien con todo el mundo, y no sé porqué. Si yo soy todo bondad.
"Muy bondadoso, sí" Me dije irónicamente, sí sus palabras fueran meramente ciertas no recibiría ese tipo de amenazas, yo no es que tuviese mucho amigos, pero tampoco tenía ningún tipo de amenaza de ese tipo, todavía.
— No me refería a que te perdieras completamente sino a saber donde están las cosas que valen la pena como un sitio tranquilo, un puesto de helados...
—Oh.. Ya, tienes razón, aún no conozco bien dónde quedan los lugares.— Concordé con él mientras seguía su paso, de cuando en vez miraba los arboles que me rodeaban y el panorama.
— Ah, sí, perdona. Como está un poco... receloso, he obviado su nombre. Stuffy. Es un perro ninja.
—Hola Stuffy!— Saludé con una sonrisa al can. "Un perro ninja, había escuchado de ellos, pero nunca lo había visto uno de cerca, parece normal, a pesar de que le falta un ojo" Medité rápidamente.
— A ver, por partes, sí, todos tenemos un aroma, excepto tú. Supongo que si se acercase a ti, te pegase la nariz a la piel y olfatease, a algo olerías. Pero no... no lo desprendes, ¿sabes? Y claro, no se fía como para acercarse. A lo segundo, sí, claro que le entiendo. Soy Inuzuka, Inu es perro y zuka maestro. Maestro de perros.
—Eso esta bien, ¿no?— Sonreí, podría pasar por desapercibido fácilmente para aquellos con un olfato bien desarrollado, como acababa de suceder.—Eso quiere decir que, ¿puedes entender a cualquier perro?— Pregunté interesado por aquella habilidad.
Tras aquella breve charla, Nabi sacó un nombre a relucir:
— ¿Conoces a una tal Aotsuki Ayame? Es una kunoichi de tu villa, pelo negro, ojos inyectados en sangre y creo que participa en el examen. Tenemos un asunto sin resolver y me gustaría aclarar las cosas antes de que se fuera. ¿Sabes donde podría encontrarla?
"¿Qué querrá con Ayame?"
—Sí la conozco, aunque esa descripción particular de los ojos inyectados de sangre no sé de dónde la has sacado.— Los únicos ojos rojos que había visto eran aquellos poseedores del sharingan. —¿Exactamente que asunto tienes con ella?— Pregunté antes de responder a su interrogante.
"Muy bondadoso, sí" Me dije irónicamente, sí sus palabras fueran meramente ciertas no recibiría ese tipo de amenazas, yo no es que tuviese mucho amigos, pero tampoco tenía ningún tipo de amenaza de ese tipo, todavía.
— No me refería a que te perdieras completamente sino a saber donde están las cosas que valen la pena como un sitio tranquilo, un puesto de helados...
—Oh.. Ya, tienes razón, aún no conozco bien dónde quedan los lugares.— Concordé con él mientras seguía su paso, de cuando en vez miraba los arboles que me rodeaban y el panorama.
— Ah, sí, perdona. Como está un poco... receloso, he obviado su nombre. Stuffy. Es un perro ninja.
—Hola Stuffy!— Saludé con una sonrisa al can. "Un perro ninja, había escuchado de ellos, pero nunca lo había visto uno de cerca, parece normal, a pesar de que le falta un ojo" Medité rápidamente.
— A ver, por partes, sí, todos tenemos un aroma, excepto tú. Supongo que si se acercase a ti, te pegase la nariz a la piel y olfatease, a algo olerías. Pero no... no lo desprendes, ¿sabes? Y claro, no se fía como para acercarse. A lo segundo, sí, claro que le entiendo. Soy Inuzuka, Inu es perro y zuka maestro. Maestro de perros.
—Eso esta bien, ¿no?— Sonreí, podría pasar por desapercibido fácilmente para aquellos con un olfato bien desarrollado, como acababa de suceder.—Eso quiere decir que, ¿puedes entender a cualquier perro?— Pregunté interesado por aquella habilidad.
Tras aquella breve charla, Nabi sacó un nombre a relucir:
— ¿Conoces a una tal Aotsuki Ayame? Es una kunoichi de tu villa, pelo negro, ojos inyectados en sangre y creo que participa en el examen. Tenemos un asunto sin resolver y me gustaría aclarar las cosas antes de que se fuera. ¿Sabes donde podría encontrarla?
"¿Qué querrá con Ayame?"
—Sí la conozco, aunque esa descripción particular de los ojos inyectados de sangre no sé de dónde la has sacado.— Los únicos ojos rojos que había visto eran aquellos poseedores del sharingan. —¿Exactamente que asunto tienes con ella?— Pregunté antes de responder a su interrogante.