Evidentemente para poder participar de los exámenes Chunin no tenia nada de nada como para que siquiera la tomasen en serio, sin ir mas lejos, tan solo tenia unos pocas semanas desde el día en que me gradué de la academia, pero aun así con mi hermana teníamos mas o menos calculado desde la fecha de inicio cuando serian los combates.
Lamentablemente, a mi hermana le había tocado una misión que le llevaría tiempo por lo que de todos modos hice el viaje yo sola, haciendo dedo parando carruajes de mercaderes pude llegar luego de varios días de viaje y dando algun que otro ryo por los aventones hasta las puertas de Uzushiogakure. Lo primero que hice, claramente, buscar un hostal...uno barato, el cual encontre luego de toparme con parcticamente todos los demas hostales ocupàdos «Costo, pero ya estoy aqui» cuando ya tuve una cama donde descansar luego del viaje.
Era el segundo día de estadía en Uzushiogakure, el clima no era el mismo que en Amegakure, por ende la mejor opción para aguantar el calor de este país fue usar ropa clara: llevaba una camiseta blanca de mangas cortas pero la parte del torso llegaba un poco mas allá de la cintura, por debajo de ella se podía observar el borde de las botamangas de unas calzas deportivas de color negro, las sandalias ninja, el cabello recogido en dos colas que caían por delante de sus hombros y los lentes que la acompañaban desde siempre y obvio, su banda ninja anudada al cuello.
Caminaba con un papel en mano, era un mapa de la misma Uzhushiogakure, evidentemente no conocía para nada los rincones de esta aldea y por esa razón adquirí un mapa de la zona para no perderse, cualquiera que me viera se daría cuenta de que estaba perdida y por eso estaba continuamente con el mapa en las manos para poder ubicarse, concentrada en mi mapa no me di cuenta de que alguien venia de frente y...
-Ey! Devuélvelo!- grite al sujeto que en un rápido movimiento me arrebato el mapa de las manos, sin el, o bien debía adquirir otro o buscar otra forma de guiarme en esta villa, el ratero no parecía ser mayor que ella «Pequeño bromista ¿De que te sirve un puto mapa de mierdad?» trato de seguirle como pudo, las calles estaban hasta arriba de gente -¡Tskk!...¡Maldición!- blasfemó viendo que el pequeño se le iba de las manos.
Lamentablemente, a mi hermana le había tocado una misión que le llevaría tiempo por lo que de todos modos hice el viaje yo sola, haciendo dedo parando carruajes de mercaderes pude llegar luego de varios días de viaje y dando algun que otro ryo por los aventones hasta las puertas de Uzushiogakure. Lo primero que hice, claramente, buscar un hostal...uno barato, el cual encontre luego de toparme con parcticamente todos los demas hostales ocupàdos «Costo, pero ya estoy aqui» cuando ya tuve una cama donde descansar luego del viaje.
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Era el segundo día de estadía en Uzushiogakure, el clima no era el mismo que en Amegakure, por ende la mejor opción para aguantar el calor de este país fue usar ropa clara: llevaba una camiseta blanca de mangas cortas pero la parte del torso llegaba un poco mas allá de la cintura, por debajo de ella se podía observar el borde de las botamangas de unas calzas deportivas de color negro, las sandalias ninja, el cabello recogido en dos colas que caían por delante de sus hombros y los lentes que la acompañaban desde siempre y obvio, su banda ninja anudada al cuello.
Caminaba con un papel en mano, era un mapa de la misma Uzhushiogakure, evidentemente no conocía para nada los rincones de esta aldea y por esa razón adquirí un mapa de la zona para no perderse, cualquiera que me viera se daría cuenta de que estaba perdida y por eso estaba continuamente con el mapa en las manos para poder ubicarse, concentrada en mi mapa no me di cuenta de que alguien venia de frente y...
-Ey! Devuélvelo!- grite al sujeto que en un rápido movimiento me arrebato el mapa de las manos, sin el, o bien debía adquirir otro o buscar otra forma de guiarme en esta villa, el ratero no parecía ser mayor que ella «Pequeño bromista ¿De que te sirve un puto mapa de mierdad?» trato de seguirle como pudo, las calles estaban hasta arriba de gente -¡Tskk!...¡Maldición!- blasfemó viendo que el pequeño se le iba de las manos.
- Hablo - Pienso -