3/09/2018, 16:21
Para alivio de Akame y suerte de la mujer cuya pierna yacía bajo el techo derruido del puestito, Juro y Reika se apresuraron a ayudarles. El Uchiha observó con inevitable interés cómo el kusajin plantaba una serie de hilos hechos de chakra visible y tangible, de tal forma que podrían servir como puntos de anclaje para levantar las pesadas maderas.
—¡Buena idea, Juro-san! —exclamó Akame, agarrando uno de los hilos y tirando con fuerza.
En mitad del griterío, el caos y los destrozos, los tres ninjas consiguieron levantar la pesada viga de madera y liberar a la mujer. Ésta, con los ojos desencajados por el terror, fue sin embargo capaz de reaccionar; con ayuda de sus manos, se arrastró por el suelo hasta sacar su pierna de la zona de riesgo. Akame soltó el hilo una vez vio que la señora estaba libre del peligro de los escombros y luego se agachó junto a ella.
—¡Señora, aguante! —le dijo, mientras ella le miraba con unos ojos oscuros y presas del shock.
Akame no tenía formación médica, pero aun así quiso revisar el estado de la pierna de la mujer. Con sus propias manos desgarró el pantalón a la altura de la pierna. «Está realmente mal...» Pese a que a simple vista no había desgarros en la piel, la pierna de aquella mujer estaba completamente amoratada en la parte donde los restos del puestito de parrilla le habían caído encima, y su rodilla lucía peligrosamente machacada.
—¿Alguno tiene formación médica? —preguntó Akame a sus compañeros genin.
A su alrededor, la gente seguía huyendo despavorida, aunque muchos también se detenían a ayudar a los heridos, que no eran pocos.
—¡Buena idea, Juro-san! —exclamó Akame, agarrando uno de los hilos y tirando con fuerza.
En mitad del griterío, el caos y los destrozos, los tres ninjas consiguieron levantar la pesada viga de madera y liberar a la mujer. Ésta, con los ojos desencajados por el terror, fue sin embargo capaz de reaccionar; con ayuda de sus manos, se arrastró por el suelo hasta sacar su pierna de la zona de riesgo. Akame soltó el hilo una vez vio que la señora estaba libre del peligro de los escombros y luego se agachó junto a ella.
—¡Señora, aguante! —le dijo, mientras ella le miraba con unos ojos oscuros y presas del shock.
Akame no tenía formación médica, pero aun así quiso revisar el estado de la pierna de la mujer. Con sus propias manos desgarró el pantalón a la altura de la pierna. «Está realmente mal...» Pese a que a simple vista no había desgarros en la piel, la pierna de aquella mujer estaba completamente amoratada en la parte donde los restos del puestito de parrilla le habían caído encima, y su rodilla lucía peligrosamente machacada.
—¿Alguno tiene formación médica? —preguntó Akame a sus compañeros genin.
A su alrededor, la gente seguía huyendo despavorida, aunque muchos también se detenían a ayudar a los heridos, que no eran pocos.