7/09/2018, 13:16
El guardia, un ANBU de piel cetrina y cabello castaño le observó unos segundos con los brazos cruzados, como sopesando cada palabra que iba a dedicarle.
—Lo siento, Daigo-kun. Pero me temo que no es posible. No aquí, al menos —dijo—. No sabemos dónde está. Salió esta mañana y aún no ha vuelto, yo sólo estoy vigilando sus pertenencias...
»¿Para qué quieres verle? —se interesó su superior.
—Lo siento, Daigo-kun. Pero me temo que no es posible. No aquí, al menos —dijo—. No sabemos dónde está. Salió esta mañana y aún no ha vuelto, yo sólo estoy vigilando sus pertenencias...
»¿Para qué quieres verle? —se interesó su superior.