12/09/2018, 10:16
Yubiwa se quejó, gimoteando, cuando Daigo le obligó a encogerse en el banco para que pudiera tomar asiento. Al final, refunfuñando, se reincorporó y quedó sentado, no sin antes balancearse de lado a lado como un bolo al que acaban de rozar con la bola. Dio un tendido suspiro, y apoyó su mano derecha en el hombro del genin.
—Peeero Daijo —se extrañó—. ¿De qué debería estarrr pgeocupado ahoda mismo, ehh?
Hizo un lento aspaviento con la otra mano.
—Mida a tu alrededorr, una villia pre... pre... prezosa. Y eso que los seresos no eshtan en flor... Estamos aquí, en un sitio lleno de alcohol y con buen tiempho. ¿Qué problemas requieren... ¡HIP! ...de mi atención?
—Peeero Daijo —se extrañó—. ¿De qué debería estarrr pgeocupado ahoda mismo, ehh?
Hizo un lento aspaviento con la otra mano.
—Mida a tu alrededorr, una villia pre... pre... prezosa. Y eso que los seresos no eshtan en flor... Estamos aquí, en un sitio lleno de alcohol y con buen tiempho. ¿Qué problemas requieren... ¡HIP! ...de mi atención?