13/09/2018, 04:05
(Última modificación: 13/09/2018, 04:15 por Umikiba Kaido. Editado 1 vez en total.)
Kaido miró a Karamaru, con las cejas enmarañadas como una ola. Evidentemente, estaba bastante confuso.
—Oye, Karamaru-san. No se si mi comprensión auditiva está jodida por el viaje, o es que la primera prueba me ha dejado un poco frito el cerebro. Pero: ¿le entiendes una mierda a este tipo? porque yo no.
Y, para colmo, no lo decía en juego. ¿Un amejin con un negocio de compra y venta de alcohol en uzu? ¿Es que eso era posible? ¿hasta es nivel de integración llegaban las aldeas? pues hasta donde tenía entendido, no.
Pero bueno, así era Kaido. Tan sincero como solo él lo podía ser. A pesar de que se encontrase superado numéricamente y, además, en un territorio desconocido, del que no iba a ser precisamente sencillo escapar de formarse allí una especie de revuelta. Pero contaba con la suerte de que un colega de profesión se encontraba allí con él.
Tan sólo esperaba que Karamaru tuviera los dotes de mediación de los cuales que él carecía.
Porque si alguien le llegaba a levantar un dedo...
se iba a armar la gorda.
—Oye, Karamaru-san. No se si mi comprensión auditiva está jodida por el viaje, o es que la primera prueba me ha dejado un poco frito el cerebro. Pero: ¿le entiendes una mierda a este tipo? porque yo no.
Y, para colmo, no lo decía en juego. ¿Un amejin con un negocio de compra y venta de alcohol en uzu? ¿Es que eso era posible? ¿hasta es nivel de integración llegaban las aldeas? pues hasta donde tenía entendido, no.
Pero bueno, así era Kaido. Tan sincero como solo él lo podía ser. A pesar de que se encontrase superado numéricamente y, además, en un territorio desconocido, del que no iba a ser precisamente sencillo escapar de formarse allí una especie de revuelta. Pero contaba con la suerte de que un colega de profesión se encontraba allí con él.
Tan sólo esperaba que Karamaru tuviera los dotes de mediación de los cuales que él carecía.
Porque si alguien le llegaba a levantar un dedo...
se iba a armar la gorda.