15/09/2018, 00:06
— Aunque tampoco debemos caer en el error de generalizar. No todos los kusareños son así, ni los amejines.
Me puse mortalmente serio. No era habitual en mi, pero últimamente estaba trabajando una formula diferente. No podía seguir siendo un "viva la vida", tenía que convertirme en un "viva Uzushiogakure una grande y fuerte y libre de opresiones de otras villas que solo nos juzgan y nos roban". Y las palabras de Datsue me ayudaron a meterme en el papel.
— Hay algo mucho peor que generalizar sobre una villa entera, Datsue. Confiarse demasiado delante de un kuseño o un amenio. Ambos fuimos testigos de lo que pasó aquel día, no te dejes llevar por tu bondad. Tarde o temprano te volverán a apuñalar y puede que entonces no estemos nosotros para salvarte el culo, como cuando te encontraste con Aotsuki Ayame y te cortó el hilo. Recuerda quien eres, Datsue.
Estaba regañando a un jinchuriki que además era más rango que yo, en la puerta de una Jounin, habiendo perdido de vista mi única responsabilidad, que era un perro negro con un solo ojo. Vamos, todo muy normal. Datsue empezó a ponerse melodramático sobre su vida y sobre no volver a ascender a jounin. Cuanto drama.
—Por cierto… Te llegó la… ¿La revistucha esa de mierda? —
— ¿Que si me llegó? La tengo guardada para enmarcarla. — comenté con una sonrisa sardónica — Al principio no me creí gran cosa, pero veo que hay algo de cierto en toda esa mierda, ¿no?
Mientras Datsue y yo hablábamos tranquilamente en la puerta, Eri sufría el ataque de una bestia salvaje. Primero, no oiría las uñas de las patas golpear contra el suelo de su habitación, segundo, no sentiría que algo había subido a su cama justo por el hueco que dejaba, pero lo que sí sentiría era un trasero peludo sentándose en su cara. Mientras la cola no dejaba de moverse de un lado para otro, dándole en toda la nariz.
Me puse mortalmente serio. No era habitual en mi, pero últimamente estaba trabajando una formula diferente. No podía seguir siendo un "viva la vida", tenía que convertirme en un "viva Uzushiogakure una grande y fuerte y libre de opresiones de otras villas que solo nos juzgan y nos roban". Y las palabras de Datsue me ayudaron a meterme en el papel.
— Hay algo mucho peor que generalizar sobre una villa entera, Datsue. Confiarse demasiado delante de un kuseño o un amenio. Ambos fuimos testigos de lo que pasó aquel día, no te dejes llevar por tu bondad. Tarde o temprano te volverán a apuñalar y puede que entonces no estemos nosotros para salvarte el culo, como cuando te encontraste con Aotsuki Ayame y te cortó el hilo. Recuerda quien eres, Datsue.
Estaba regañando a un jinchuriki que además era más rango que yo, en la puerta de una Jounin, habiendo perdido de vista mi única responsabilidad, que era un perro negro con un solo ojo. Vamos, todo muy normal. Datsue empezó a ponerse melodramático sobre su vida y sobre no volver a ascender a jounin. Cuanto drama.
—Por cierto… Te llegó la… ¿La revistucha esa de mierda? —
— ¿Que si me llegó? La tengo guardada para enmarcarla. — comenté con una sonrisa sardónica — Al principio no me creí gran cosa, pero veo que hay algo de cierto en toda esa mierda, ¿no?
Mientras Datsue y yo hablábamos tranquilamente en la puerta, Eri sufría el ataque de una bestia salvaje. Primero, no oiría las uñas de las patas golpear contra el suelo de su habitación, segundo, no sentiría que algo había subido a su cama justo por el hueco que dejaba, pero lo que sí sentiría era un trasero peludo sentándose en su cara. Mientras la cola no dejaba de moverse de un lado para otro, dándole en toda la nariz.
—Nabi—