17/09/2018, 21:45
—Llegas tarde, maldita inútil —La voz de su padre retumbó desde detrás y Ayame casi juraría que hizo temblar el banco—. Me ha dado tiempo a irme a tomarme un café y volver. —Rodeó el asiento y lo tomó al lado de su hija, sin mirarla a los ojos—. Ayer te dije que hoy empezaríamos una hora antes. ¿Qué cojones has estado haciendo?
»¿Es que ahora no sabes ni llegar puntual a los sitios? No vales para nada.
Por supuesto, Ayame no recordaba que su padre le hubiera dicho nada sobre quedar en el punto de encuentro una hora antes. Y su actitud era mucho más cruel de lo habitual, incluso para alguien como él.
»¿Es que ahora no sabes ni llegar puntual a los sitios? No vales para nada.
Por supuesto, Ayame no recordaba que su padre le hubiera dicho nada sobre quedar en el punto de encuentro una hora antes. Y su actitud era mucho más cruel de lo habitual, incluso para alguien como él.