21/09/2018, 15:18
—¡Sí, eso es! ¡Esa eres tú! ¡Tú eres Ayame, de Amegakure! ¡No eres el Gobi, no eres ese monstruo y no necesitas su chakra! ¡Lo rechazas! —Zetsuo sonreía. Avanzaba a paso acelerado, y aunque Ayame sentía que estaba cada vez más cerca, por extraño que pueda sonar, también cada vez estaba más lejos—. Miras a la tormenta a los ojos. Y la rechazas. Porque tú eres la Tormenta, y la Tormenta no puede hacerte daño.
»¿¡O SÍ!?
El Hierro volvió a chasquear los dedos, y con él, un nuevo rayo conectó con el agua. Pero esta vez, justo detrás de Ayame. Zetsuo dio otro paso, y chasqueó los dedos. Un rayo justo enfrente de ella. Otro chasquido: un rayo cercano, y otro a su derecha, y luego otro, y otro, y otro.
»¿Quién eres, qué eres? ¿Quién eres, qué eres? ¿QUIÉN? ¿QUÉ?
»¿¡O SÍ!?
El Hierro volvió a chasquear los dedos, y con él, un nuevo rayo conectó con el agua. Pero esta vez, justo detrás de Ayame. Zetsuo dio otro paso, y chasqueó los dedos. Un rayo justo enfrente de ella. Otro chasquido: un rayo cercano, y otro a su derecha, y luego otro, y otro, y otro.
»¿Quién eres, qué eres? ¿Quién eres, qué eres? ¿QUIÉN? ¿QUÉ?