21/09/2018, 18:17
Pero lejos de mostrarse sorprendido, Zetsuo se dio la vuelta con toda la calma del mundo y alzó un brazo hacia ella, con el dedo corazón de la mano recogido por el pulgar. Ayame lanzó el golpe de su monstruoso brazo hacia él y en el momento del impacto sintió que toda la energía rebotaba hacia ella. Con un alarido de sorpresa, Ayame se vio repelida hacia atrás y su cuerpo estalló en agua como si su padre acabara de pinchar un globo. Las gotas acompañaron a la lluvia y terminaron por caer al lago, en el cual volvería a formarse a los pocos segundos la cabeza de Ayame, que soltó una risilla. Pese a que trataba ocultarlo, a juzgar por la expresión de su rostro contraído estaba claro que el golpe le había dolido.
—¿Qué se supone que estás haciendo, niña? —le preguntó, con los brazos tras la espalda—. Estamos aquí para entrenar tu fortaleza mental, no para comprobar cuán fuerte puedes dar las hostias con esas técnicas Hōzuki tuyas.
—Lo sé, lo sé —respondió ella, impulsándose con las piernas para apoyar los brazos en la plataforma y subir de nuevo. Se puso de pie, inconsciente al hecho de que estaba completamente empapada y se volvió hacia su padre—. Vale, se acabaron los juegos. Estoy lista... —aseguró, aunque los recuerdos del día anterior aún aceleraban su corazón al punto del infarto.
¿De verdad estaba lista para volver a soportar algo así?
—¿Qué se supone que estás haciendo, niña? —le preguntó, con los brazos tras la espalda—. Estamos aquí para entrenar tu fortaleza mental, no para comprobar cuán fuerte puedes dar las hostias con esas técnicas Hōzuki tuyas.
—Lo sé, lo sé —respondió ella, impulsándose con las piernas para apoyar los brazos en la plataforma y subir de nuevo. Se puso de pie, inconsciente al hecho de que estaba completamente empapada y se volvió hacia su padre—. Vale, se acabaron los juegos. Estoy lista... —aseguró, aunque los recuerdos del día anterior aún aceleraban su corazón al punto del infarto.
¿De verdad estaba lista para volver a soportar algo así?