26/09/2018, 19:35
La anciana pareció reaccionar ante la voz de Daruu. Alzó la cabeza, y con un movimiento de sus temblorosas manos se apartó lo suficiente la capucha para que Daruu pudiera apreciar un rostro arrugado como una pasa y unos ojos que contrastaban por su vivo brillo dorado y que ahora le estudiaban con atención de los pies a la cabeza, pasando por su hombro. En cuestión de segundos, sus hombros se convulsionaban suavemente en una risilla divertida.
—¿Qué es esto? ¿Me están engañando mis viejos ojos? ¿Un shinobi esposado? —dijo, y entonces levantó una mano temblorosa y débil con la que le hizo una inequívoca señal—. Ven, acércate. Cuéntame qué has hecho para terminar como un forajido. Tranquilo, no te voy a pedir ninguna limosna. Estoy más que acostumbrada a ganarme la vida sola... y con mis pequeñines.
A su alrededor, algunos gatos se restregaban contra ella, pero la mayoría de ellos tenían sus brillantes ojos clavados en el desconocido. El gato negro volvió a bufar, y la mujer le retuvo acariciándole el lomo.
—Vamos, vamos, Misi-chan. Pórtate bien, hace mucho que no tenemos una visita tan interesante como esta.
—¿Qué es esto? ¿Me están engañando mis viejos ojos? ¿Un shinobi esposado? —dijo, y entonces levantó una mano temblorosa y débil con la que le hizo una inequívoca señal—. Ven, acércate. Cuéntame qué has hecho para terminar como un forajido. Tranquilo, no te voy a pedir ninguna limosna. Estoy más que acostumbrada a ganarme la vida sola... y con mis pequeñines.
A su alrededor, algunos gatos se restregaban contra ella, pero la mayoría de ellos tenían sus brillantes ojos clavados en el desconocido. El gato negro volvió a bufar, y la mujer le retuvo acariciándole el lomo.
—Vamos, vamos, Misi-chan. Pórtate bien, hace mucho que no tenemos una visita tan interesante como esta.