21/09/2015, 23:16
Blame esperó ansioso en la mesa, realmente pocas opciones mas le quedaban salvo liarla gorda, y eso quizás ni le convenía... Entre tanto, Juro se acercó a la barra, donde sin demora atacó con su pedido a la camarera. La chica se sorprendió algo, no esperaba que alguien fuese hasta la barra para pedir, normalmente servía y tomaba los pedidos directamente en las mesas.
—Oh! perdona, no te había visto.— Se excusó la chica. —Bueno... si, está bien. Le llevaré la comida a la mesa en un rato, tan solo espere sentado. Bueno, y una cosa mas... les cobraré por adelantado, la imagen de ese chico con el que estás sentado deja mucho que desear...—
Sin preámbulos ni miramientos, la chica soltó semejante cosa así, sin vaselina ni nada. Mas fresca que ancha, la chica apuntó en la libreta los boles de ramen y la carne asada, y lo dejó en el poyete de la cocina. Atareada aún, continuó sirviendo las mesas, pese a que poco le quedaba por atender.
El Senju por su lado permaneció en silencio, esperando el regreso del chico de Uzu. La paciencia era una de sus virtudes, pero el hambre le estaba venciendo en la batalla. Su presteza en el fragor del combate estaba siendo memorable.
—¿Y bien?— Preguntaría el chico cuando Juro regresase a la mesa.
Obviamente necesitaba información, su estómago así lo exigía.
—Oh! perdona, no te había visto.— Se excusó la chica. —Bueno... si, está bien. Le llevaré la comida a la mesa en un rato, tan solo espere sentado. Bueno, y una cosa mas... les cobraré por adelantado, la imagen de ese chico con el que estás sentado deja mucho que desear...—
Sin preámbulos ni miramientos, la chica soltó semejante cosa así, sin vaselina ni nada. Mas fresca que ancha, la chica apuntó en la libreta los boles de ramen y la carne asada, y lo dejó en el poyete de la cocina. Atareada aún, continuó sirviendo las mesas, pese a que poco le quedaba por atender.
El Senju por su lado permaneció en silencio, esperando el regreso del chico de Uzu. La paciencia era una de sus virtudes, pero el hambre le estaba venciendo en la batalla. Su presteza en el fragor del combate estaba siendo memorable.
—¿Y bien?— Preguntaría el chico cuando Juro regresase a la mesa.
Obviamente necesitaba información, su estómago así lo exigía.