5/10/2018, 11:45
Jadeando, Daruu terminó de subir las escaleras del décimo piso de su torre. Ni siquiera sabía por qué había subido andando. Quizás era la alegría, quizás la emoción, quizás el no poder aguantarse más el secreto. Todos lo sabían. Kori, Zetsuo, Karoi... menos ella.
Caminó ahora muy despacio, por el cansancio, y en parte por saborear ahora los últimos momentos de la incógnita. Eran las nueve y media de la mañana: su familia le había asegurado que Ayame no estaría despierta a esa hora si nadie la obligaba.
Daruu esgrimió una natural sonrisa de felicidad y tocó el timbre de la casa de los Aotsuki. La muchacha ya estaría sóla en casa. Iba vestido con un jersey de lana de color verde y unos pantalones negros. Ropa sencilla. Nada indicaba que el motivo de que estuviese presentándose frente a Ayame era por una misión.
Cruzó los brazos detrás de la espalda.
Caminó ahora muy despacio, por el cansancio, y en parte por saborear ahora los últimos momentos de la incógnita. Eran las nueve y media de la mañana: su familia le había asegurado que Ayame no estaría despierta a esa hora si nadie la obligaba.
Daruu esgrimió una natural sonrisa de felicidad y tocó el timbre de la casa de los Aotsuki. La muchacha ya estaría sóla en casa. Iba vestido con un jersey de lana de color verde y unos pantalones negros. Ropa sencilla. Nada indicaba que el motivo de que estuviese presentándose frente a Ayame era por una misión.
Cruzó los brazos detrás de la espalda.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)