8/10/2018, 01:06
—¿Pues qué quieres que te diga?— Respondió desganado mientras pateaba una piedrita del suelo. —Yo vine aquí para realizar ejercicios de presteza en general, qué se yo, algo para mejorar mi velocidad de carrera o mis acrobacias, aprovechando esta estructura de aquí atrás. Realmente no tenía planes de enfrascarme en un combate desde un inicio— Concluyó mientras se metía las manos en los bolsillos del pantalón.
"Esperaba que él me dijera lo que considerara conveniente pero veo que él tampoco tiene mucha iniciativa propia." Suspiró resignado mientras escuchaba al otro chico hablar, argumentando que él no era destacable en ningún aspecto de las artes ninja en general.
—Más de algo debes saber, ¿no? Quiero decir, si fueras un bueno para nada no habrías pasado el examen de genin, al menos ese es mi punto de vista. Además, por algo se le llama entrenamiento, para mejorar. Incluso alguien experimentado nunca debería dejar de esforzarse, siempre se puede aprender algo nuevo—. Contestó mientras ladeaba levemente la cabeza hacia el costado izquierdo.
Fue entonces que escuchó las palabras mágicas que cambiarían totalmente su estado de ánimo, dando un giro total a su actuar. Era cómo quién le da cuerda a un muñequito de madera para empezar a andar, cómo quién pone la luz de los reflectores encima tuyo cuando el público te observa. "Oh yeah." El genin de Ame sonrió y se irguió, cruzándose de brazos mientras lucía su blanca dentadura. Y entonces pronunció aquel nombre con el que fue bendecido el día en que nació.
—Yo soy King Rōga.
"Esperaba que él me dijera lo que considerara conveniente pero veo que él tampoco tiene mucha iniciativa propia." Suspiró resignado mientras escuchaba al otro chico hablar, argumentando que él no era destacable en ningún aspecto de las artes ninja en general.
—Más de algo debes saber, ¿no? Quiero decir, si fueras un bueno para nada no habrías pasado el examen de genin, al menos ese es mi punto de vista. Además, por algo se le llama entrenamiento, para mejorar. Incluso alguien experimentado nunca debería dejar de esforzarse, siempre se puede aprender algo nuevo—. Contestó mientras ladeaba levemente la cabeza hacia el costado izquierdo.
Fue entonces que escuchó las palabras mágicas que cambiarían totalmente su estado de ánimo, dando un giro total a su actuar. Era cómo quién le da cuerda a un muñequito de madera para empezar a andar, cómo quién pone la luz de los reflectores encima tuyo cuando el público te observa. "Oh yeah." El genin de Ame sonrió y se irguió, cruzándose de brazos mientras lucía su blanca dentadura. Y entonces pronunció aquel nombre con el que fue bendecido el día en que nació.
—Yo soy King Rōga.