11/10/2018, 01:57
Geki se asustó y tomó una bocanada de aire repentinamente, sus ojos se abrieron de par en par, como si fueran dos focos más en medio de la noche. El joven quedo congelado unos segundos, el silencio fue tanto, que el leve aullido del viento y el ululeo de un búho musicalizó el ambiente. ¿Pero qué era esa cosa? El shinobi que al acercarse, se fijó mejor y con más detalle sobre el bulto que traía sobre su cabeza el otro muchacho. Era peludo, tenía varias patas y unos cuantos ojos rojos. Pero volvió en sí, sacudió la cabezas y trató de tranquilizarse, quería creer que había sido el muchacho que le había dirigido la palabra, y después de intercambiar la vista un par de veces con el bulto y el dueño se le habló de nuevo al genin.
-Em, perdona, si. Es que soy nuevo y no conozco a nadie en realidad. Mi nombre es Geki.
le comentó el muchacho, que al decir su nombre se le iba apagando la voz mientras volvía a mirar aquel bulto sobre la cabeza.
-Quizá esto es medio incomodo. Dudó en seguir hablando, pero al final prosiguió. ¿Pero te diste cuenta qué tienes algo sobre tu cabeza?
Le advirtió Geki señalando levemente los cabellos del otro muchacho, aquella cosa parecía totalmente desagradable para tenerla sobre la cabeza, quizá le había caído encima o iba a participar de alguna fiesta donde tenían que ir disfrazados para dar miedo como algunas culturas en Octubre. No lo sabía pero aquél montón de ojos, como un racimo de uvas rojas lo ponían incomodo.
-Em, perdona, si. Es que soy nuevo y no conozco a nadie en realidad. Mi nombre es Geki.
le comentó el muchacho, que al decir su nombre se le iba apagando la voz mientras volvía a mirar aquel bulto sobre la cabeza.
-Quizá esto es medio incomodo. Dudó en seguir hablando, pero al final prosiguió. ¿Pero te diste cuenta qué tienes algo sobre tu cabeza?
Le advirtió Geki señalando levemente los cabellos del otro muchacho, aquella cosa parecía totalmente desagradable para tenerla sobre la cabeza, quizá le había caído encima o iba a participar de alguna fiesta donde tenían que ir disfrazados para dar miedo como algunas culturas en Octubre. No lo sabía pero aquél montón de ojos, como un racimo de uvas rojas lo ponían incomodo.