16/10/2018, 12:21
Con protección, Daruu desvió la atención a su visor cuando el muchacho clavó sus ojos, ambiciosos, en él. Lo retiró un poco, mas instantáneamente lo perdió de las manos y sintió un escozor terrible. Allí donde antes había estado el visor sólo había un arañazo.
«Comida... abuelita... ¡pelo blanco y ojos azules! Mierda, mierda, ¡mierda! ¿¡Pero qué clase de gatos tiene esa mujer!?»
Daruu entrecerró los ojos cuando el minino infernal le habló posado en la farola más cercana a su posición, con rabia.
—Además, no sabría cómo hacer eso de "capturarse a sí mismo", shinobi-nyan.
—Quizás tenga que enseñarte... —musitó Daruu.
Abajo, en la calle, el que supuso que era el dueño de la pescadería anteriormente citada soltó una ristra de improperios que podría haber vestido el propio Aotsuki Zetsuo en una cena de gala.
Daruu formuló discretamente un sello del Carnero y se plantó frente al gato-niñato, pasando al plan B. El de las patadas en la boca.
«Comida... abuelita... ¡pelo blanco y ojos azules! Mierda, mierda, ¡mierda! ¿¡Pero qué clase de gatos tiene esa mujer!?»
Daruu entrecerró los ojos cuando el minino infernal le habló posado en la farola más cercana a su posición, con rabia.
—Además, no sabría cómo hacer eso de "capturarse a sí mismo", shinobi-nyan.
—Quizás tenga que enseñarte... —musitó Daruu.
Abajo, en la calle, el que supuso que era el dueño de la pescadería anteriormente citada soltó una ristra de improperios que podría haber vestido el propio Aotsuki Zetsuo en una cena de gala.
Daruu formuló discretamente un sello del Carnero y se plantó frente al gato-niñato, pasando al plan B. El de las patadas en la boca.