18/10/2018, 16:27
Ayame, el rostro enrabietado, vio como el tiempo pasaba casi a cámara lenta a su alrededor. El típico momento de desconexión para enfrentarse a los demonios que una lleva dentro. Pero una mano firme llamó su atención posándose en su muslo izquierdo.
—Ayame —la voz de su padre le sobresaltó—. ¿Qué te ocurre? Pareces molesta. Alegra esa cara, coño, que estamos de invitados.
Resultaba irónico que fuera Zetsuo el que dijese eso. El hombre, con el ceño fruncido, acabó por quitarse con rabia el gorro que llevaba encima.
»...pero estas tonterías sobran.
De pronto, alguien colocó una copa de cristal delante suya. Era Daruu, que aportaba al grupo un batido de chocolate con nata y con una cereza encima.
—Esto de mi parte —dijo Daruu, que orgulloso vestía un delantal con la marca de la cafetería—. ¿Puedes creértelo, Ayame? ¡Es un milagro!
Daruu miró a Zetsuo. Su semblante adoptó un breve lapso de seriedad.
»Una vez más, Zetsuo. Gracias.
—Ayame —la voz de su padre le sobresaltó—. ¿Qué te ocurre? Pareces molesta. Alegra esa cara, coño, que estamos de invitados.
Resultaba irónico que fuera Zetsuo el que dijese eso. El hombre, con el ceño fruncido, acabó por quitarse con rabia el gorro que llevaba encima.
»...pero estas tonterías sobran.
De pronto, alguien colocó una copa de cristal delante suya. Era Daruu, que aportaba al grupo un batido de chocolate con nata y con una cereza encima.
—Esto de mi parte —dijo Daruu, que orgulloso vestía un delantal con la marca de la cafetería—. ¿Puedes creértelo, Ayame? ¡Es un milagro!
Daruu miró a Zetsuo. Su semblante adoptó un breve lapso de seriedad.
»Una vez más, Zetsuo. Gracias.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)