21/10/2018, 20:35
Ya perdió la cuenta de los días: País del Fuego
"Ay, maldita sea. Me metí donde no debía."
Recapitulando: Akasha había salido de Amegakure en busca de información sobre los malditos criminales que hacen años atrás arrebataron la vida de su pueblo, de su familia. Su primera opción fue ir al País del Fuego a ver si encontraba información de esas personas. Una semana era lo que iba a estar en ese lugar, pero ya había perdido la cuenta de cuantos días habían pasado. De hecho, no es que la hubiera perdido, es que simplemente no quería pensar en eso. De momento no había tenido exito con su búsqueda, pero había tenido algunos sucesos interesantes. La primera noche conoció a un chico con cara de palo, luego conoció a otro loco, y ahora estaba en medio de esa poblada ciudad buscando la salida para regresar a Amegakure.
"¿Por qué tuve que meterme por aquí? ¿Hay un carnaval o algo?" - De hecho, le daba asco estar entre medio de tantas personas. Ella prefería estar en lugares solitarios, donde no hubiera desórdenes o escándalos. "No recuerdo que esto fuera tan molesto."
Ella con sus vestimentas góticas trataba de pasar por entre medio de la maldita... Multitud. "Por lo menos en Ame hay lluvia, mucha lluvia..." - Tratando de calmar su mente pensando en cosas bonitas. "Y rayos. Muchos rayos." - Sobre su espalda cargaba su mochila llena de pertenencias: Desde sus objetos ninja, hasta alguna que otra vestimenta bonita que encontró en el País del Fuego. Además de que también llevaba guardada su bandana ninja dentro de esa mochila. No quería llamar la atención con eso de que era una kunoichi extranjera. Sería bastante problemático si algo pasaba.
Esta vez Akasha no iba vistiendo un kimono oscuro como ya había hecho. Esta vez iba más ligera: Botas altas hasta los muslos, camisa que hacía conjunto con sus pantalones negros, guantes de maya, cadenas por sus pantalones, pulseras y un collar de púas.
"Debería enterrarle estas púas en los ojos a todos y salir corriendo." - Solo quería salir de ese lugar tan... ¡Agh! ¡Y ni pensar volver atrás y pasar por entre tantas personas! Vale, que le había gustado visitar las tiendas a precios bajos de ese lugar, pero ahora estaba de pasada así que no lo disfrutaba tanto como antes. ¡Solo quería que se salieran!
Entre tanto caminar pudo ver una pequeña plazita. Un tipo bien vestido, de cabellos extravagantes, rubios, y más feo que la palabra, le estaba pasando un papel a una chica de curvas, pechugona, y con un gusto similar al de ellas en vestimentas. -..... - Sus vacíos ojos se fijaron en los pechos de la mujer, y también en los atuendos de calaverita que llevaba en la cabeza. "Lo admito. Es elegante... Y necesito esas calaveritas." - Negó con la cabeza dispuesta a seguir su camino, pero las manitas de la cabeza ajena la dejaron pensando tanto que... Tuvo que devolverse.
Caminó hacia la chica (Mei) ignorando al rubio vestido de blanco.
-Disculpa. - Miró fijamente a Mei. -¿Dónde compraste...? - Y con su dedo índice señaló los deditos huesudos que ella llevaba en el peinado. -...eso. - Esperaba que fuera de alguna de las tiendas de los alrededores para ir directo a ella, comprarlos con lo poco que quedaba, e irse al demonio a Amegakure. Al parecer Akasha tenía cierta debilidad por estar comprando chucherías.