21/10/2018, 21:08
—¡Oh no, por favor, quédatelo!— El muchacho retrajo la mano y la sacudió de lado a lado en signo de negación, aunque seguía manteniendo su amable sonrisa. —Quizás cambies de opinión después, en cuyo caso serás más que bienvenida— Dijo con todos sus dotes de vendedor.
Mientras hablaban, pudo notar a otra muchacha acercándose a ellos. Sería imposible que aquella chica no destacara entre las personas con su atuendo totalmente negro, dando aquellos aires de misterio que adornaban una belleza extraña. Era definitivamente su día de suerte, pues se había encontrado a dos hermosas chicas que cumplían todos los requisitos para participar en el evento.
—Señorita, disculpe que la interrumpa pero me gustaría invitarla a una velada inolvidable— Esperó a que terminara de interrogar a la Aburame para extenderle otro de sus volantes a la muchacha de los ojos azabache.
Una gota de sudor resbalaba por el costado del rostro de Rōga, observando el número impreso en el papel que se suponía era la cuenta del platillo. "Una, dos, tres cifras..." Se arrepintió de haber ordenado algo sin consultar primero la carta para corroborar el precio. "Menos mal ya no invité a aquella sisañosa o esto sería peor. Demonios, me voy a quedar sin un céntimo para continuar con el viaje." Sacó su billetera y con mucho dolor extrajo dos billetes de alta denominación. "Me duele no dejarle propina al camarero, pero hombre, ahora mismo estoy en peor posición que él." Suspiró pesadamente mientras dejaba el dinero junto a la cuenta para luego levantarse y meterse las manos en los bolsillos del pantalón, saliendo del restaurante a paso lento.
"Relaja la raja Rōga, ve pensando mejor en cómo vas a sacar unos ryōs extra." Sin saber exactamente a dónde ir, empezó a caminar sin rumbo fijo, observando los alrededores por algo que le pudiera otorgar algún beneficio económico.
Mientras hablaban, pudo notar a otra muchacha acercándose a ellos. Sería imposible que aquella chica no destacara entre las personas con su atuendo totalmente negro, dando aquellos aires de misterio que adornaban una belleza extraña. Era definitivamente su día de suerte, pues se había encontrado a dos hermosas chicas que cumplían todos los requisitos para participar en el evento.
—Señorita, disculpe que la interrumpa pero me gustaría invitarla a una velada inolvidable— Esperó a que terminara de interrogar a la Aburame para extenderle otro de sus volantes a la muchacha de los ojos azabache.
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Una gota de sudor resbalaba por el costado del rostro de Rōga, observando el número impreso en el papel que se suponía era la cuenta del platillo. "Una, dos, tres cifras..." Se arrepintió de haber ordenado algo sin consultar primero la carta para corroborar el precio. "Menos mal ya no invité a aquella sisañosa o esto sería peor. Demonios, me voy a quedar sin un céntimo para continuar con el viaje." Sacó su billetera y con mucho dolor extrajo dos billetes de alta denominación. "Me duele no dejarle propina al camarero, pero hombre, ahora mismo estoy en peor posición que él." Suspiró pesadamente mientras dejaba el dinero junto a la cuenta para luego levantarse y meterse las manos en los bolsillos del pantalón, saliendo del restaurante a paso lento.
"Relaja la raja Rōga, ve pensando mejor en cómo vas a sacar unos ryōs extra." Sin saber exactamente a dónde ir, empezó a caminar sin rumbo fijo, observando los alrededores por algo que le pudiera otorgar algún beneficio económico.