21/10/2018, 21:27
Parece ser que el destino no estaba a su favor. No esta vez. Porque cuando embistió al chico éste decidió saltar, dejándo que ella se fuera de cara contra el agua y terminara hundida. Vale, esa parte no había sido tan graciosa como pensaba. Salió a la superficie tosiendo un pocoy mirándo al jóven que ya se regresando a tierra firme. -Grrrrr... - Le gruñó un poco. -¡Aguafiestas! - Le reclamó con el puñito en lo alto, para pasar a suspirar y preocuparse de sí misma. Parece que él no tenía ganas de jugar, así que lo dejaría así y planearía volver a su vida normal, denuevo, en soledad.
Al parecer cada cual seguiría su camino. Akasha se dió la vuelta y se quedó en el agua, girándose boca arriba para flotar y mirar la luna llena en tranquilidad. Sin embargo, la pelinegra escuchó algo a la lejanía. Era el llanto de una niña. "Ah..." - Poco o nada le importaba. Quizás la niña estaba siendo regañada por su madre. Ella no era un héroe de la justicia para ir a salvar a cuanto niño llorara. -¿También lo escuchas? -Lo escucho. -Tengo la impresión de que viene de la isla. -¿Y qué tiene? - Preguntó despreocupada. -Solo es una niña llorando. La estarán regañando. - Mencionó nuevamente sin interés alguno por ir a ver que pasaba. Total, muchos niños lloraban a diario y nadie iba a ver que les pasaba.
A diferencia de Aoshin, Akasha no había escuchado rumores sobre el lugar. Había llegado ahí a informarse sobre los criminales, pero no se dió el lujo de investigar ese lago en específico. Jamás hubiera pensado que un lago tan común tuviera una leyenda urbana. -Tu deberías irte ya. -Yo llegué aquí primero. Vete tu si tanto te molesta mi presencia. - Mencionó, nuevamente, despreocupada, observándo la luna y relajándo su cuerpo.
-Yo veré de donde proviene ese ruido. - No podía creer lo que estaba escuchando. Akasha se puso de pie sobre el lago y giró para ver al ninja extranjero. -¿En serio? ¡Pero te digo que solo es una niña llorando! ¡Ya se le pasará! ¡Si en media hora continúa llorando, vamos! - Negó con la cabeza sin poder creerlo y caminó hasta salir del lago, con el agua chorreando por su cuerpo desnudo. -¡Aaagh! ¡No puedo creerlo! - Buscó una toalla dentro de su mochila para secar su cuerpo y sus cabellos. -Tanto alboroto por una niña, en serio. - Secado su cuerpo, pasó la toalla alrededor de sus cabellos y tomó su kimono para ponerlo sobre su cuerpo, pero todavía estaba abierto. Ella aún se encontraba a medio vestir.
-Te acompañaré y verás que no es nada. Pero para evitar que te fractures el pie o alguna estupidez... Señor Héroe. - Le dijo esto último con algo de cinismo. -Alguien tendrá que cuidar sus espaldas si es que lo que está llorando en realidad es el bebé de un Monstruo Defome simulando la voz de una niña inocente. ¡Hahahahaha!- Claro, eso último lo había dicho ignorante de la leyenda del lugar. Pero sería el colmo si él llegara solo al lugar y las cosas no eran como parecían. Después de todo, desde lo lejos, la isla se veía tenebrosa. Lo ideal para tender una trampa.
Claro que para Akasha no se veía tan tenebrosa. A ella le gustaba ese tipo de lugares que se vieran tenebrosos. Quizás por eso estaba tan calmada a diferencia de una persona normal, como Aoshin. Le daba igual si una niña estaba en un lugar así. Para ella: Sus padres pudieron haber tenido una travesía familiar a esa isla, en algún botecito chucho, y ahora estaban tratando de regresar a la casa, pero la niña hizo algo malo y estaba llorando porque le regañaron. O quizás se estravió. Ya la encontrarían. Quizás estaba siendo muy positiva o calmada. Ajena a la empatía, a la situación. No entendía esos sentimientos por tratar de poner un bloqueo, quien sabe. Por eso no estaba tan afanada en ir a hechar un vistazo al lugar, y entre otras cosas que pasaban por su mente.
Al parecer cada cual seguiría su camino. Akasha se dió la vuelta y se quedó en el agua, girándose boca arriba para flotar y mirar la luna llena en tranquilidad. Sin embargo, la pelinegra escuchó algo a la lejanía. Era el llanto de una niña. "Ah..." - Poco o nada le importaba. Quizás la niña estaba siendo regañada por su madre. Ella no era un héroe de la justicia para ir a salvar a cuanto niño llorara. -¿También lo escuchas? -Lo escucho. -Tengo la impresión de que viene de la isla. -¿Y qué tiene? - Preguntó despreocupada. -Solo es una niña llorando. La estarán regañando. - Mencionó nuevamente sin interés alguno por ir a ver que pasaba. Total, muchos niños lloraban a diario y nadie iba a ver que les pasaba.
A diferencia de Aoshin, Akasha no había escuchado rumores sobre el lugar. Había llegado ahí a informarse sobre los criminales, pero no se dió el lujo de investigar ese lago en específico. Jamás hubiera pensado que un lago tan común tuviera una leyenda urbana. -Tu deberías irte ya. -Yo llegué aquí primero. Vete tu si tanto te molesta mi presencia. - Mencionó, nuevamente, despreocupada, observándo la luna y relajándo su cuerpo.
-Yo veré de donde proviene ese ruido. - No podía creer lo que estaba escuchando. Akasha se puso de pie sobre el lago y giró para ver al ninja extranjero. -¿En serio? ¡Pero te digo que solo es una niña llorando! ¡Ya se le pasará! ¡Si en media hora continúa llorando, vamos! - Negó con la cabeza sin poder creerlo y caminó hasta salir del lago, con el agua chorreando por su cuerpo desnudo. -¡Aaagh! ¡No puedo creerlo! - Buscó una toalla dentro de su mochila para secar su cuerpo y sus cabellos. -Tanto alboroto por una niña, en serio. - Secado su cuerpo, pasó la toalla alrededor de sus cabellos y tomó su kimono para ponerlo sobre su cuerpo, pero todavía estaba abierto. Ella aún se encontraba a medio vestir.
-Te acompañaré y verás que no es nada. Pero para evitar que te fractures el pie o alguna estupidez... Señor Héroe. - Le dijo esto último con algo de cinismo. -Alguien tendrá que cuidar sus espaldas si es que lo que está llorando en realidad es el bebé de un Monstruo Defome simulando la voz de una niña inocente. ¡Hahahahaha!- Claro, eso último lo había dicho ignorante de la leyenda del lugar. Pero sería el colmo si él llegara solo al lugar y las cosas no eran como parecían. Después de todo, desde lo lejos, la isla se veía tenebrosa. Lo ideal para tender una trampa.
Claro que para Akasha no se veía tan tenebrosa. A ella le gustaba ese tipo de lugares que se vieran tenebrosos. Quizás por eso estaba tan calmada a diferencia de una persona normal, como Aoshin. Le daba igual si una niña estaba en un lugar así. Para ella: Sus padres pudieron haber tenido una travesía familiar a esa isla, en algún botecito chucho, y ahora estaban tratando de regresar a la casa, pero la niña hizo algo malo y estaba llorando porque le regañaron. O quizás se estravió. Ya la encontrarían. Quizás estaba siendo muy positiva o calmada. Ajena a la empatía, a la situación. No entendía esos sentimientos por tratar de poner un bloqueo, quien sabe. Por eso no estaba tan afanada en ir a hechar un vistazo al lugar, y entre otras cosas que pasaban por su mente.