22/10/2018, 11:23
Daruu observó a Ayame. La kunoichi siempre había sido transparente como el cristal. Pero ahora más que nunca, podía leer en su rostro el miedo que sentía a siquiera presentarse. Injustificado en gran medida. Infundado desde el examen de chuunin de Uzushiogakure. Daruu sabía que no habría discurso que la sacara de aquellas rumiaciones, pero más bien había aprendido a tratar con ellas de otra forma. El muchacho golpeó a Ayame en el hombro, empujándola suavemente, sacándola del ensimismamiento.
—Oye, tú —dijo—. Que te presentes y punto.
»¿O vas a dejar que te siga ganando en otra cosa más? ¿Eh, carapapa?
—Oye, tú —dijo—. Que te presentes y punto.
»¿O vas a dejar que te siga ganando en otra cosa más? ¿Eh, carapapa?