1/11/2018, 18:55
(Última modificación: 1/11/2018, 18:55 por Aotsuki Ayame.)
—Bien, vamos allá —asintió un Daruu mucho más feliz, ahora que se veía con las manos libres. En tal de no empapar el pergamino, el muchacho había extendido su propia túnica sobre el suelo y la había usado para apoyar el rollo extendido. Aunque enseguida comprobaría, por las gotas de lluvia que caían sobre el papel y que rodaban por él sin llegar a mojarlo, que parecía estar confeccionado con algún tipo de material impermeable al agua—. ¿Me prestas un boli o algo?
Yuki se quedó, literalmente, boquiabierto mientras contemplaba la mano extendida de Daruu. De un momento a otro, y con un quedo puff, Yuki regresó a su forma animal.
—¿Nyun... bolígrafo? —repitió, ladeando la cabeza—. Los pactos de nyanvocación no funcionan así. Un papel firmado con tinta no es más que papel mojado, sin nyembargo un papel firmado con sangre... con tu sangre, es nyotra cosa muy distinta. Debes firmar con tu sangre, y con nyesa misma sangre nos llamarás. ¡Nyasí es como acudiremos a ti!
»Debes nyhacerlo como los demás lo nyhicieron —añadió, señalando con una zarpa las múltiples firmas que aparecían en el rollo. Casi todos ellos, a excepción de Nesobo, eran nombres completamente desconocidos para Daruu. El muchacho ni siquiera podría discernir si alguna de aquellas personas seguiría siquiera viva. Lo único que sabía era que, de una manera u otra, acababa de convertirse en el nuevo Poseedor del Gran Pergamino—. Debes nyescribir tu nombre completo y justo debajo marcar las huellas de los cinco dedos de tu mano.
Yuki se quedó, literalmente, boquiabierto mientras contemplaba la mano extendida de Daruu. De un momento a otro, y con un quedo puff, Yuki regresó a su forma animal.
—¿Nyun... bolígrafo? —repitió, ladeando la cabeza—. Los pactos de nyanvocación no funcionan así. Un papel firmado con tinta no es más que papel mojado, sin nyembargo un papel firmado con sangre... con tu sangre, es nyotra cosa muy distinta. Debes firmar con tu sangre, y con nyesa misma sangre nos llamarás. ¡Nyasí es como acudiremos a ti!
»Debes nyhacerlo como los demás lo nyhicieron —añadió, señalando con una zarpa las múltiples firmas que aparecían en el rollo. Casi todos ellos, a excepción de Nesobo, eran nombres completamente desconocidos para Daruu. El muchacho ni siquiera podría discernir si alguna de aquellas personas seguiría siquiera viva. Lo único que sabía era que, de una manera u otra, acababa de convertirse en el nuevo Poseedor del Gran Pergamino—. Debes nyescribir tu nombre completo y justo debajo marcar las huellas de los cinco dedos de tu mano.