2/11/2018, 16:16
Daruu apretó los puños, los ojos entrecerrados y el ceño fruncido. Parecía frustrado, irritado, y Kōri estuvo a punto de replantearse su felicitación. Pero antes de que eso ocurriera, el gesto enseguida desapareció y Daruu suspiró y sonrió.
—Has tardado mucho, Kōri-sensei —dijo—. Me ha dado tiempo a hacer algo de turismo. Conocer a los famosos gatos parlantes de Amegakure, ya sabes, nada del otro mundo —añadió, encogiéndose de hombros—. ¿Todo esto entraba dentro de tu plan o ha sido accidental? Porque si es lo primero, no sé por qué estás desperdiciando tu gran futuro como guionista de series de clase B siendo ninja.
Si la situación hubiese sido diferente, si él hubiese sido otra persona diferente, sin duda habría recibido aquel comentario con una sonora carcajada. Pero Kōri era El Hielo, y con el cuerpo inerte de Nesobo en el suelo, la situación no era para tomársela a risa.
—La verdad es que no. Todo esto ha sido una serie de situaciones imprevistas —confesó el Jōnin, mientras Daruu tomaba el pergamino debajo de un brazo—. Pero también se puede decir que te ha servido en esa búsqueda de calma. El anterior Daruu que conozco se habría tirado contra el pescador entre gritos y con los puños por delante, como te tiraste contra ese Jōnin de Uzushiogakure. Además... —Sus pasos resonaron entre los adoquines mientras se acercaba, y, tras dedicarle una larga mirada al cuerpo de Nesobo, Kōri inclinó la cabeza en una profunda muestra de respeto—. También te ha servido para adquirir algo más. ¿Me equivoco? —preguntó, señalando el enorme pergamino—. De todas formas, y como comprenderás, esto es algo que deberás ir puliendo con el tiempo.
—Has tardado mucho, Kōri-sensei —dijo—. Me ha dado tiempo a hacer algo de turismo. Conocer a los famosos gatos parlantes de Amegakure, ya sabes, nada del otro mundo —añadió, encogiéndose de hombros—. ¿Todo esto entraba dentro de tu plan o ha sido accidental? Porque si es lo primero, no sé por qué estás desperdiciando tu gran futuro como guionista de series de clase B siendo ninja.
Si la situación hubiese sido diferente, si él hubiese sido otra persona diferente, sin duda habría recibido aquel comentario con una sonora carcajada. Pero Kōri era El Hielo, y con el cuerpo inerte de Nesobo en el suelo, la situación no era para tomársela a risa.
—La verdad es que no. Todo esto ha sido una serie de situaciones imprevistas —confesó el Jōnin, mientras Daruu tomaba el pergamino debajo de un brazo—. Pero también se puede decir que te ha servido en esa búsqueda de calma. El anterior Daruu que conozco se habría tirado contra el pescador entre gritos y con los puños por delante, como te tiraste contra ese Jōnin de Uzushiogakure. Además... —Sus pasos resonaron entre los adoquines mientras se acercaba, y, tras dedicarle una larga mirada al cuerpo de Nesobo, Kōri inclinó la cabeza en una profunda muestra de respeto—. También te ha servido para adquirir algo más. ¿Me equivoco? —preguntó, señalando el enorme pergamino—. De todas formas, y como comprenderás, esto es algo que deberás ir puliendo con el tiempo.