5/11/2018, 04:34
Click. Las palabras mágicas, la llamada para salir al escenario. No importaba cuantas veces repitiera el acto, no iba a cansarse nunca. Cada una de sus presentaciones era única y distinta, abriendo las puertas e iluminando el camino de todos aquellos que se viesen afortunados de cruzarse con su presencia. Era la hora. Un paso hacia adelante con el pide derecho, mientras el izquierdo se arrastró hacia atrás, flexionando los dedos para quedar de punta. Extendió el brazo derecho aún con la libreta en mano, mientras con la zurda cubrió la mitad de sus rostro dejando que sus dedos se entrelazaran con los pelos de su fleco. Su ojo visible, se abrió, brilloso y desafiante.
—Yo soy, King Rōga.
Ahí, su pose se vio coronada por el viento solitario, esperando deseoso ver la cara de sorpresa del visitante. "Oh sí, esta vez te luciste lobo, te luciste." Se lisonjeó a si mismo.
Acto seguido, regresó a una postura más normal, cómo un resorte que recupera su forma original. Pensaba que era su día de suerte, pues no tendría que vagar cómo un idiota por el volcán en busca de las muestras que necesitaba.
—Ando por aquí recolectando distintas muestras de materiales del volcán y tú acabas de caer del cielo cómo ni mandado a pedir— ensanchó su sonrisa dejando ver toda su dentadura brillante. —Mira que quizás podrías echarme una mano, que aquí tengo apuntado más o menos la ubicación de un yacimiento del mineraloide que buscas— alzó nuevamente la libreta. —Así matamos el tiempo y cada quién se lleva lo que vino a buscar, ¿qué me dices?— levantó la ceja varias veces en gesto de complicidad.
—Yo soy, King Rōga.
Ahí, su pose se vio coronada por el viento solitario, esperando deseoso ver la cara de sorpresa del visitante. "Oh sí, esta vez te luciste lobo, te luciste." Se lisonjeó a si mismo.
Acto seguido, regresó a una postura más normal, cómo un resorte que recupera su forma original. Pensaba que era su día de suerte, pues no tendría que vagar cómo un idiota por el volcán en busca de las muestras que necesitaba.
—Ando por aquí recolectando distintas muestras de materiales del volcán y tú acabas de caer del cielo cómo ni mandado a pedir— ensanchó su sonrisa dejando ver toda su dentadura brillante. —Mira que quizás podrías echarme una mano, que aquí tengo apuntado más o menos la ubicación de un yacimiento del mineraloide que buscas— alzó nuevamente la libreta. —Así matamos el tiempo y cada quién se lleva lo que vino a buscar, ¿qué me dices?— levantó la ceja varias veces en gesto de complicidad.