5/11/2018, 06:00
Siguió caminando después de recibir los puntapies. -Estoy mejor que nunca. - Mencionó con un tono de voz apagado. Se había "ido" en sus pensamientos. ¿Por qué le gustaba el dolor? Hacen años atrás era totalmente diferente, pero ahora parecía disfrutarlo. Se dió cuenta que eso no era normal. ¿Se había convertido en un monstruo? Quería ser una persona normal, común y corriente a la que el dolor le ocasionara quejas y no placer. Era como si se avergonzara de admitir algo así, por extraño que sonara. Si, ella estaba clara en que le gustaba ocasionar dolor y asesinar los criminales que atacaron a su aldea. Pero ¿que fuera a la inversa? Eso no se lo había visto venir. Algo psicológico, quizás.
-¿Qué hay de ti? - Le preguntó. -Te caí encima y no me detuve a verificar si estabas bien. - Aunque eso no era su responsabilidad ¿o si? Fuese como fuese, no se animaba a mirarlo a los ojos como antes lo hacía. Se había quedado pensando en lo raro que era el placer al dolor y le daba algo de miedo no poder retirarse de una batalla a muerte por sentir el placer. Pero como todo en la vida, lo mejor que podía hacer era regirse por la regla del más fuerte. -¿No tienes costillas rotas, verdad? - Sonrió en un intento por volver a ser como antes, y le dió con los dedos en las costillas para molestarlo.
-¿Qué hay de ti? - Le preguntó. -Te caí encima y no me detuve a verificar si estabas bien. - Aunque eso no era su responsabilidad ¿o si? Fuese como fuese, no se animaba a mirarlo a los ojos como antes lo hacía. Se había quedado pensando en lo raro que era el placer al dolor y le daba algo de miedo no poder retirarse de una batalla a muerte por sentir el placer. Pero como todo en la vida, lo mejor que podía hacer era regirse por la regla del más fuerte. -¿No tienes costillas rotas, verdad? - Sonrió en un intento por volver a ser como antes, y le dió con los dedos en las costillas para molestarlo.