6/11/2018, 16:45
Fruto de su inesperada acción, la mujer cayó hacia atrás y Ayame cayó con ella. Un niño disfrazado de esqueleto las insultó cuando casi se lo llevaron por delante, y la pobre muchacha, roja de vergüenza, se deshizo en ininteligibles disculpas.
—¡Pfón, pfefo dfe fofas frfms ncrfo qfe a nfie fe impfte, qfe sfafmof nf Yafhi, Afame! —farfullaba Kiroe, con las manos de Ayame aún bloqueándole los labios.
Y a la muchacha aún le costó varios segundos comprender el mensaje que le había intentado mandar.
—¡Eso da igual! —respondió en un susurro—. Ya hemos visto a un Kusajin aquí, nadie puede asegurar que no haya más personas que estuvieron en el examen de Chuunin y que pudieran reconocerme. ¡Lo último que quiero es sembrar el pánico!
Retiró al fin las manos y se apresuró a levantarse y tenderle una mano a la pastelera.
—Siento haberte tirado... -murmuró.
Y después de ayudarla a levantarse se arregló el vestido y ciñó aún más el sombrero sobre su cabeza. Daruu se acercaba a ellas desde la lejanía, visiblemente molesto, y mientras tanto Yota...
—¡Pfón, pfefo dfe fofas frfms ncrfo qfe a nfie fe impfte, qfe sfafmof nf Yafhi, Afame! —farfullaba Kiroe, con las manos de Ayame aún bloqueándole los labios.
Y a la muchacha aún le costó varios segundos comprender el mensaje que le había intentado mandar.
—¡Eso da igual! —respondió en un susurro—. Ya hemos visto a un Kusajin aquí, nadie puede asegurar que no haya más personas que estuvieron en el examen de Chuunin y que pudieran reconocerme. ¡Lo último que quiero es sembrar el pánico!
Retiró al fin las manos y se apresuró a levantarse y tenderle una mano a la pastelera.
—Siento haberte tirado... -murmuró.
Y después de ayudarla a levantarse se arregló el vestido y ciñó aún más el sombrero sobre su cabeza. Daruu se acercaba a ellas desde la lejanía, visiblemente molesto, y mientras tanto Yota...