7/11/2018, 01:47
Yota no había reaccionado como esperaba tras el chiste malo del trigo, al contrario, una energía taciturna lo apago un poco. Geki podía ver en aquellos ojos un pequeño hilo de nostalgia mezclada con pena mientras el genin miraba el cielo. El Senju no quiso indagar más. El tono de la voz calma de Yota lo hizo pasar de un estado alegre a uno de respeto, notó que quizá podía haber tocado un punto sensible.
No era tonto, o por lo menos no del todo, sabía que la vida de los ninjas era así, dar la vida en una misión era algo que estaba sujeto al trabajo. No quería abrir una cicatriz vieja o echar sal a una herida.
El ambiente se tensó, pero no era un silencio incomodo o molesto, era un espacio temporal reflexivo para los dos, era un préstamo de oreja por si Yota quería contarle algo más en forma de desahogo. Mientras tanto en su mente buscaba las palabras para sugerir algún consuelo, pero no parecía el momento ni el lugar para hacerlo, así que se quedó callado, con ganas de apoyarle una mano en el hombro para darle animo, pero al final no lo hizo.
Geki aprovechó para recordar a su familia en un pequeño flash y dedicó unos segundos a agradecer poder aún tenerlos. Pero fue breve, Yota se reincorporo, o por lo menos intentaba hacerlo. Al joven de pelo blanco se le dibujo una pequeña mueca de sonrisa, se sintió a gusto de compartir un momento sincero con el otro, no tanto quizá en las palabras sino en los gestos.
— antes preguntabas que se me ocurría que podríamos hacer, ¿cierto, Geki-san?
- Tú lo has dicho Yota-kun. dijo mientras se llevó las dos manos hacia atrás de su cabeza para poder apoya la nuca. Esperaba que el otro muchacho estuviera de mejor humor -¿Qué se te ocurre?. Intrigó con un tono curioso entrecerrando un poco los ojos.
No era tonto, o por lo menos no del todo, sabía que la vida de los ninjas era así, dar la vida en una misión era algo que estaba sujeto al trabajo. No quería abrir una cicatriz vieja o echar sal a una herida.
El ambiente se tensó, pero no era un silencio incomodo o molesto, era un espacio temporal reflexivo para los dos, era un préstamo de oreja por si Yota quería contarle algo más en forma de desahogo. Mientras tanto en su mente buscaba las palabras para sugerir algún consuelo, pero no parecía el momento ni el lugar para hacerlo, así que se quedó callado, con ganas de apoyarle una mano en el hombro para darle animo, pero al final no lo hizo.
Geki aprovechó para recordar a su familia en un pequeño flash y dedicó unos segundos a agradecer poder aún tenerlos. Pero fue breve, Yota se reincorporo, o por lo menos intentaba hacerlo. Al joven de pelo blanco se le dibujo una pequeña mueca de sonrisa, se sintió a gusto de compartir un momento sincero con el otro, no tanto quizá en las palabras sino en los gestos.
— antes preguntabas que se me ocurría que podríamos hacer, ¿cierto, Geki-san?
- Tú lo has dicho Yota-kun. dijo mientras se llevó las dos manos hacia atrás de su cabeza para poder apoya la nuca. Esperaba que el otro muchacho estuviera de mejor humor -¿Qué se te ocurre?. Intrigó con un tono curioso entrecerrando un poco los ojos.