18/11/2018, 19:58
Datsue el Intrépido chasqueó la lengua con rabia al ver que su kunai había dado en un tronco. «Putos Kawarimis…». Su Sharingan buscó con avidez la antorcha humana que era Kokuō, y, al no encontrarla en un primer vistazo, se precipitó hacia la rama donde había estado. Una simple ojeada le bastó para saber si no le había dejado alguna especie de regalito en forma de sello explosivo, y entonces apoyó un pie sobre el tronco para arrancar de cuajo el kunai y recuperarlo.
—¿¿¡¡Sabes qué quería preguntar!!?? —rugió. La mejor forma de hacer salir a alguien era provocándole—. ¿¿¡¡Qué desde cuando te has vuelto tan débil como para que un simple mortal absorba tu bijūdama en un puto ojo!!?? ¡¡¡¿¿¿NO TE DA VERGÜENZA???!!!
«Esa te gustó, ¿eh hijoputa?» Saltó hasta la siguiente rama y buscó con más ahínco, a un lado y a otro. Arriba y abajo. ¿Dónde coño se habría metido?
Mientras tanto, el otro Datsue, tras impulsar a Datsue el Intrépido, se había ocultado tras el tronco. Había descendido por este hasta tocar el suelo, y había corrido escondido bajo las matorrales para colocarse a la espalda de Kokuō. Un movimiento de pinza. La táctica envolvente. Un sándwich. Había mil y un nombres que definían aquella simple pero efectiva estrategia.
Cuál sería su sorpresa cuando, al haber recorrido ya un buen trecho, distinguió una cortina de humo al pie de un gran árbol. Con mucho cuidado de no hacer ruido, rodeó el tronco y asomó la cabeza para ver qué descubría.
—¿¿¡¡Sabes qué quería preguntar!!?? —rugió. La mejor forma de hacer salir a alguien era provocándole—. ¿¿¡¡Qué desde cuando te has vuelto tan débil como para que un simple mortal absorba tu bijūdama en un puto ojo!!?? ¡¡¡¿¿¿NO TE DA VERGÜENZA???!!!
«¡¡¡JAAAAAAAJIAJIAJIAJIA!! ¡¡JAAAAAAJIAJIAJIAJIA!! ¡¡JAAAAAAAAÁ!!»
«Esa te gustó, ¿eh hijoputa?» Saltó hasta la siguiente rama y buscó con más ahínco, a un lado y a otro. Arriba y abajo. ¿Dónde coño se habría metido?
Mientras tanto, el otro Datsue, tras impulsar a Datsue el Intrépido, se había ocultado tras el tronco. Había descendido por este hasta tocar el suelo, y había corrido escondido bajo las matorrales para colocarse a la espalda de Kokuō. Un movimiento de pinza. La táctica envolvente. Un sándwich. Había mil y un nombres que definían aquella simple pero efectiva estrategia.
Cuál sería su sorpresa cuando, al haber recorrido ya un buen trecho, distinguió una cortina de humo al pie de un gran árbol. Con mucho cuidado de no hacer ruido, rodeó el tronco y asomó la cabeza para ver qué descubría.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado