19/11/2018, 01:12
El calvo se quedó un rato largo en el suelo, confundido y desorientado. La poca gente que pasaba los miraba un poco asustados y distantes, nadie quería pasar cerca de los dos locos que se chocaban entre sí y terminaban en el suelo. Sin embargo, de entre los dos gennin, Karamaru sería el primero en saber donde estaban.
— Allí...— dijo señalando con el dedo los barriles— Esa es la entrada al bar, por ahí pasé yo.
Buscó complicidad en la mirada del tiburón humano. No quería sentirse drogado ni loco, estaba seguro que era ese lugar por donde había empezado todo. El monje se levantó del suelo rápidamente y caminó en esa dirección, pispeando para ver la puerta del otro lado. Y allí estaba.
Absorto en la idea de seguir adelante y ver qué era lo próximo extraño que sucedería, porque ya se empezaba a acostumbrar a todo aquello, abrió la puerta para encontrarse nuevamente con las largas escaleras descendientes y poco iluminadas. Se embarcó en ellas, esperando que Kaido lo siguiera, y fue escalón a escalón cada vez más hacia abajo, pero esta vez no habría humo, ni olor a alcohol, ni voces de gente.
La sala en donde hacia nada se veía abarrotada de gente y ruido se encontraba vacía. Ya ni una silla, ni un bar, ni un barman con sus bebidas. Cual casa nueva solo era una cucha con piso, techo y paredes con un pasillo al fondo que llevaba a una puerta especial de entre las otras.
— Allí...— dijo señalando con el dedo los barriles— Esa es la entrada al bar, por ahí pasé yo.
Buscó complicidad en la mirada del tiburón humano. No quería sentirse drogado ni loco, estaba seguro que era ese lugar por donde había empezado todo. El monje se levantó del suelo rápidamente y caminó en esa dirección, pispeando para ver la puerta del otro lado. Y allí estaba.
Absorto en la idea de seguir adelante y ver qué era lo próximo extraño que sucedería, porque ya se empezaba a acostumbrar a todo aquello, abrió la puerta para encontrarse nuevamente con las largas escaleras descendientes y poco iluminadas. Se embarcó en ellas, esperando que Kaido lo siguiera, y fue escalón a escalón cada vez más hacia abajo, pero esta vez no habría humo, ni olor a alcohol, ni voces de gente.
La sala en donde hacia nada se veía abarrotada de gente y ruido se encontraba vacía. Ya ni una silla, ni un bar, ni un barman con sus bebidas. Cual casa nueva solo era una cucha con piso, techo y paredes con un pasillo al fondo que llevaba a una puerta especial de entre las otras.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘