21/11/2018, 01:09
Karamaru echó la mirada hacia atrás para ver qué había sido de su compañero azulado. Poco había pensado en él hasta ese entonces y bien podría haber tomado otro camino por las calles de Uzushiogakure, pero allí estaba como buen compatriota diligente que parecía ser.
— Vamos, si no me equivoco...— el calvo siguió caminando hasta aquella puerta al fondo del lugar, la única que habían cruzado estado cuerdos.
No sabía que esperar del otro lado. Ya no solo era el hecho de estar pasado de droga, según sus suposiciones, sino el poder encontrarse con aquel puto gordo nuevamente. Pero allí fue, tomó el picaporte y a paso lento se adentro en una oscura habitación.
Ni una sola lámpara ni vela ni ventana hacía que no los ojos no pudieran ver con claridad más allá de la luz que se filtraba de la salón principal. Sin embargo, el paisaje observable no cambiaba. Donde antes habían muebles, estantes y un escritorio con un mafioso detrás ahora había la nada misma, volutas de polvo moviéndose de aquí para allá con el ligero viento que el calvo había permitido entrar.
— ¿Nada?— se preguntó a si mismo mientras volvía a comprobar que el Hozuki siguiera a sus espaldas.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘