21/11/2018, 20:13
—Es cierto, hablemos de lo que pasó en aquel estadio y fuera de él —dijo Yota, y el rostro de Ayame se ensombreció rápidamente. De un momento a otro se le había quitado el hambre, y dejó caer el brazo que sostenía el bollito al que había estado a punto de asestar otro bocado. Como si le hubiera leído la mente, el Kusajin continuó—: Soy consciente de que no será agradable para nadie, en especial para vosotros dos, Daruu-kun y Ayame-san. Pero para mí es importante y os agradecería que hiciéramos el esfuerzo. Dicho lo cual... como ya os dije en Kabotaro, estaba preocupado por vosotros dos y es una alegría ver que estáis bien pero... bueno, ya que me tomé la molestia de involucrar a Kusagakure después de que Uchiha Akame se os llevase del estadio me gustaría saber que pretendía Uzushiogakure realmente. Iban detrás del bijuu, ¿verdad?
Ayame calló. Con la cabeza gacha le cedió la palabra a Daruu, que no dudó ni un instante en tomarla.
—Hace un tiempo te habría asegurado que sí. Pero he tenido mucho tiempo para reflexionar al respecto, y la verdad, no estoy seguro de qué sucedió allí. Sólo de que no se puede confiar en ningún uzujin. Y en cualquier extranjero, no te mentiré, Yota, que me cuesta. Me cuesta mucho.
Entonces comenzó a relatar lo que ocurrió aquel fatídico día en el que la paz entre las tres aldeas se fracturó. Habló sobre cómo Uchiha Akame les había teletransportado a las Planicies del Silencio para volver a sellar al Gobi y devolverla a la normalidad, sobre cómo el mismo Uchiha ordenó a Uzumaki Eri que le esposara sin ninguna razón aparente, sobre lo que ocurrió de vuelta en el Hospital de Uzushiogakure, cuando trató de asesinar a Akame y el Uzukage reaccionó adormeciendo al Amejin. Ahora las sospechas caían directamente sobre el Uchiha, y no sobre toda Uzushiogakure, pero Daruu se había vestido con la capa de la desconfianza hacia los extranjeros, y no parecía dispuesto a quitársela pronto.
—No sé qué intenciones tenía Uchiha Akame esposándote de aquella manera, pero está claro que el Uzukage no estaba de acuerdo con su actuación. Prueba de ello es que no terminara encerrándote o matándote después de un intento de asesinato hacia uno de sus Jōnin, Daruu-kun. Estoy segura de que estaba intentando mitigar la tensión entre las tres aldeas. Lo cierto... es que yo sí quise disculparme con el Uzukage cuando desperté... pero Shanise-senpai no me dejó —confesó Ayame, con la mirada gacha y apretando los puños contra las rodillas—. De haber podido hacerlo, quizás todo fuera diferente ahora. Quizás... no estaríamos así. La relación entre las tres aldeas...
Negó con la cabeza, y entonces Ayame alzó la mirada de sus ojos castaños hacia los dorados de Yota.
—Yota-san, cuéntanos, ¿qué ocurrió mientras nosotros estábamos... "fuera"?
Ayame calló. Con la cabeza gacha le cedió la palabra a Daruu, que no dudó ni un instante en tomarla.
—Hace un tiempo te habría asegurado que sí. Pero he tenido mucho tiempo para reflexionar al respecto, y la verdad, no estoy seguro de qué sucedió allí. Sólo de que no se puede confiar en ningún uzujin. Y en cualquier extranjero, no te mentiré, Yota, que me cuesta. Me cuesta mucho.
Entonces comenzó a relatar lo que ocurrió aquel fatídico día en el que la paz entre las tres aldeas se fracturó. Habló sobre cómo Uchiha Akame les había teletransportado a las Planicies del Silencio para volver a sellar al Gobi y devolverla a la normalidad, sobre cómo el mismo Uchiha ordenó a Uzumaki Eri que le esposara sin ninguna razón aparente, sobre lo que ocurrió de vuelta en el Hospital de Uzushiogakure, cuando trató de asesinar a Akame y el Uzukage reaccionó adormeciendo al Amejin. Ahora las sospechas caían directamente sobre el Uchiha, y no sobre toda Uzushiogakure, pero Daruu se había vestido con la capa de la desconfianza hacia los extranjeros, y no parecía dispuesto a quitársela pronto.
—No sé qué intenciones tenía Uchiha Akame esposándote de aquella manera, pero está claro que el Uzukage no estaba de acuerdo con su actuación. Prueba de ello es que no terminara encerrándote o matándote después de un intento de asesinato hacia uno de sus Jōnin, Daruu-kun. Estoy segura de que estaba intentando mitigar la tensión entre las tres aldeas. Lo cierto... es que yo sí quise disculparme con el Uzukage cuando desperté... pero Shanise-senpai no me dejó —confesó Ayame, con la mirada gacha y apretando los puños contra las rodillas—. De haber podido hacerlo, quizás todo fuera diferente ahora. Quizás... no estaríamos así. La relación entre las tres aldeas...
Negó con la cabeza, y entonces Ayame alzó la mirada de sus ojos castaños hacia los dorados de Yota.
—Yota-san, cuéntanos, ¿qué ocurrió mientras nosotros estábamos... "fuera"?