22/11/2018, 00:56
—Invoca a Kumopansa. Si ha sucedido algo grave en su espionaje y se requiere de su presencia allí, seguro que se niega a venir. En caso contrario, le ahorramos lo que le queda de viaje y salimos de dudas.
El Morikage fe directo al grano, ya había escuchado lo suficiente de mí. Ahora quería escuchar al espía que había dejado en el lugar de los hechos. Y la verdad, yo también quería saber como había acabado todo aquello, aunque me atemorizaba que todo fuese una ida de olla mía y...
«Espero que Daigo esté bien»
— Está bien
Sobraban ya las palabras, así que me limité a obedecer, volví a morderme el dedo y ejecute la secuencia de sellos de mano de aquel jutsu de invocación que había supuesto un antes y un después para mí y posé la mano sobre el escritorio.
— ¡Kuchiyose no jutsu!
Como si se tratase de un truco de magia, como el de un mago que hace salir un conejo de su chistera, yo hice aparecer una nube de humo pequeña de la que surgió una araña más pequeña a la del combate, apenas hacia 30 centímetros y era negra como el carbón, aunque eso sí, los ojos eran rojos como la sangre, así como la marca con forma de reloj de arena de su abdomen.
— Ahí la tiene, Morikage-sama
El Morikage fe directo al grano, ya había escuchado lo suficiente de mí. Ahora quería escuchar al espía que había dejado en el lugar de los hechos. Y la verdad, yo también quería saber como había acabado todo aquello, aunque me atemorizaba que todo fuese una ida de olla mía y...
«Espero que Daigo esté bien»
— Está bien
Sobraban ya las palabras, así que me limité a obedecer, volví a morderme el dedo y ejecute la secuencia de sellos de mano de aquel jutsu de invocación que había supuesto un antes y un después para mí y posé la mano sobre el escritorio.
— ¡Kuchiyose no jutsu!
Como si se tratase de un truco de magia, como el de un mago que hace salir un conejo de su chistera, yo hice aparecer una nube de humo pequeña de la que surgió una araña más pequeña a la del combate, apenas hacia 30 centímetros y era negra como el carbón, aunque eso sí, los ojos eran rojos como la sangre, así como la marca con forma de reloj de arena de su abdomen.
— Ahí la tiene, Morikage-sama
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa