23/11/2018, 16:11
Kiroe y Daruu agacharon la cabeza ante el repentino estallido de Ayame. Daba la sensación de que la muchacha explotaba por una carga que llevaba desde hacía un tiempo. Yota intervino también después, con un discurso bastante estándar. Daruu sabía que a Ayame nada de lo que había dicho le aliviaría en absoluto. Ni lo que estaba a punto de decir él tampoco. De todas formas, era la única manera de decirle que estaba con ella:
—Si yo pudiera elegir, me intercambiaría contigo.
Y sí, lo haría. Quizás porque, como sostenía Ayame, no tenía ni idea de la carga que ello suponía. Pero para ser justos, ella tampoco sabía que su carga era una que tenían que soportar, en cierta manera, también los demás. Para Daruu, la única manera segura de contener al bijuu después de lo ocurrido en Uzushiogakure sería encerrarla para siempre dentro de las murallas de la aldea. Pero no quería eso para ella. Su familia no lo quería. Yui no lo quería. De modo que tenían la responsabilidad de vigilarla, pero también la de no vigilarla demasiado, porque eso le haría la vida un infierno. Era un balance muy delicado que exigía una dedicación a tiempo completo. Y eso, Ayame tampoco sabía lo que era. Por supuesto, no tenía manera de saberlo.
Como ellos.
—No te estoy amenazando, Yota-kun, pero quiero saber YA de qué narices estás hablando. ¿Sabes quién es o no?
Uy, y vaya que lo sabía. Amedama Daruu y Amedama Kiroe quedaron pálidos como la nieve recién caída y la mandíbula desencajada en una mueca de incredulidad.
Uchiha Datsue.
Uchiha.
Los Uchiha.
—No puede ser... —balbuceó Daruu—. Entonces está claro. El otro Hermano del Desierto debe ser Uchiha Akame. No puede ser de otra manera. Esos endemoniados Uchiha. Siempre son ellos. Siempre.
»De modo que mataron a Zoku. Ahora hay otro Uzukage. Seguro que les gustaría a ellos ocupar el cargo. Quizá lo hagan, repitiendo la jugada. ¡Maldita sea! Esos hijos de puta no, ¡cualquiera menos ellos!
Daruu se derrumbó en el sofá y se pellizcó la piel de la frente con los dedos índice y pulgar.
—Tus sospechas eran ciertas, pues, ¿no, Daruu?
Sí. Lo había sospechado. Desde hacía mucho tiempo atrás. Pero sin pruebas y sin más información, era imposible no achacarlo a la creciente manía que les tenía.
—Piénsalo —dijo, no mirándola solo a ella sino también Ayame, que lo había vivido en primera persona—. Dos genin se cargan a un Kage. ¿Qué otros dos genin podían ser? Ya hemos comprobado cómo se las gastan. Akame apareció con una placa dorada de jounin tiempo después, y supongo que a Datsue no se la darían por liante. Pero ya visteis todos ese esqueleto gigante de chakra. ¡Y absorbió una bijuudama! —exclamó—. Tenía un pálpito que me decía que habían sido ellos, que eran ellos todo el tiempo. Pero no tenía manera de confirmarlo.
—Si yo pudiera elegir, me intercambiaría contigo.
Y sí, lo haría. Quizás porque, como sostenía Ayame, no tenía ni idea de la carga que ello suponía. Pero para ser justos, ella tampoco sabía que su carga era una que tenían que soportar, en cierta manera, también los demás. Para Daruu, la única manera segura de contener al bijuu después de lo ocurrido en Uzushiogakure sería encerrarla para siempre dentro de las murallas de la aldea. Pero no quería eso para ella. Su familia no lo quería. Yui no lo quería. De modo que tenían la responsabilidad de vigilarla, pero también la de no vigilarla demasiado, porque eso le haría la vida un infierno. Era un balance muy delicado que exigía una dedicación a tiempo completo. Y eso, Ayame tampoco sabía lo que era. Por supuesto, no tenía manera de saberlo.
Como ellos.
—No te estoy amenazando, Yota-kun, pero quiero saber YA de qué narices estás hablando. ¿Sabes quién es o no?
Uy, y vaya que lo sabía. Amedama Daruu y Amedama Kiroe quedaron pálidos como la nieve recién caída y la mandíbula desencajada en una mueca de incredulidad.
Uchiha Datsue.
Uchiha.
Los Uchiha.
—No puede ser... —balbuceó Daruu—. Entonces está claro. El otro Hermano del Desierto debe ser Uchiha Akame. No puede ser de otra manera. Esos endemoniados Uchiha. Siempre son ellos. Siempre.
»De modo que mataron a Zoku. Ahora hay otro Uzukage. Seguro que les gustaría a ellos ocupar el cargo. Quizá lo hagan, repitiendo la jugada. ¡Maldita sea! Esos hijos de puta no, ¡cualquiera menos ellos!
Daruu se derrumbó en el sofá y se pellizcó la piel de la frente con los dedos índice y pulgar.
—Tus sospechas eran ciertas, pues, ¿no, Daruu?
Sí. Lo había sospechado. Desde hacía mucho tiempo atrás. Pero sin pruebas y sin más información, era imposible no achacarlo a la creciente manía que les tenía.
—Piénsalo —dijo, no mirándola solo a ella sino también Ayame, que lo había vivido en primera persona—. Dos genin se cargan a un Kage. ¿Qué otros dos genin podían ser? Ya hemos comprobado cómo se las gastan. Akame apareció con una placa dorada de jounin tiempo después, y supongo que a Datsue no se la darían por liante. Pero ya visteis todos ese esqueleto gigante de chakra. ¡Y absorbió una bijuudama! —exclamó—. Tenía un pálpito que me decía que habían sido ellos, que eran ellos todo el tiempo. Pero no tenía manera de confirmarlo.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)