26/11/2018, 21:46
—Qué buen ojo tienes, cariño~ Una voz femenina y melodiosa interrumpiría los pensamientos de la kunoichi mientras contemplaba el anillo.
Era una mujer que al verla cualquiera diría que no superaba los veintidós años. Portaba un vestido de gala en color negro con escote cruzado y encajes anaranjados, el cual permitía dejar expuesta su espalda. Cubria su brazo izquierdo con un mitón que iba desde el dedo medio de la mano hasta cubrir todo su antebrazo. A la mitad del muslo derecho, la falda se abría a media pierna, dejando expuesto un tatuaje que recordaba a una grulla pintada en tinta china que se dibujaba hasta su pantorrilla. Ella tenía unos ojos grandes color miel, resaltados por un intenso lápiz labial en color rojo. Sus cabellos lacios y negros cómo la noche bajaban hasta su nuca y un flequillo peinado a la derecha complementaba su redondo rostro.
—Todos los artículos que ves expuestos serán premios del bingo, ¿planeas entrar para conseguirlo? Por que de ser así aquí tienes a tu primera competidora— Sonrió mientras tomaba una bocada de una delgada pipa que remataba con la forma de una cabeza de dragón dorado, desprendiendo un humo aromático muy agradable al olfato comprado a lo que podría esperarse. —Puedes llamarme Kokona, ¿con quién tengo el gusto?~ Preguntó con tono cantado.
Mientras tanto en el rincón de las apuestas...
—¡Vamos hado, no me dejes abandonado ahora!— Rogó mientras los dados rodaban, sólo para ver un cinco y un uno en el tablero. —¡Mierda!
—Nadie ha atinado, pasamos a segunda ronda— Anunció el crupier mientras alcanzaba los dados con el palo.
—Venir...
No le estaba yendo bien, pero tampoco se podría decir que iba mal. Era cuidadoso y no iba a apostar más de la cuenta, pero se le estaba complicando el conseguir el anhelado efectivo.
Era una mujer que al verla cualquiera diría que no superaba los veintidós años. Portaba un vestido de gala en color negro con escote cruzado y encajes anaranjados, el cual permitía dejar expuesta su espalda. Cubria su brazo izquierdo con un mitón que iba desde el dedo medio de la mano hasta cubrir todo su antebrazo. A la mitad del muslo derecho, la falda se abría a media pierna, dejando expuesto un tatuaje que recordaba a una grulla pintada en tinta china que se dibujaba hasta su pantorrilla. Ella tenía unos ojos grandes color miel, resaltados por un intenso lápiz labial en color rojo. Sus cabellos lacios y negros cómo la noche bajaban hasta su nuca y un flequillo peinado a la derecha complementaba su redondo rostro.
—Todos los artículos que ves expuestos serán premios del bingo, ¿planeas entrar para conseguirlo? Por que de ser así aquí tienes a tu primera competidora— Sonrió mientras tomaba una bocada de una delgada pipa que remataba con la forma de una cabeza de dragón dorado, desprendiendo un humo aromático muy agradable al olfato comprado a lo que podría esperarse. —Puedes llamarme Kokona, ¿con quién tengo el gusto?~ Preguntó con tono cantado.
Mientras tanto en el rincón de las apuestas...
—¡Vamos hado, no me dejes abandonado ahora!— Rogó mientras los dados rodaban, sólo para ver un cinco y un uno en el tablero. —¡Mierda!
—Nadie ha atinado, pasamos a segunda ronda— Anunció el crupier mientras alcanzaba los dados con el palo.
—Venir...
No le estaba yendo bien, pero tampoco se podría decir que iba mal. Era cuidadoso y no iba a apostar más de la cuenta, pero se le estaba complicando el conseguir el anhelado efectivo.