29/11/2018, 16:47
Daruu seguía sincerandose y, Ayame, tras volver a su asiento y cruzar una pierna por encima de la otra, seguía avisando al grupo de lo que se podria cernir sobre nuestras cabezas. En pocas palabras, era un poco aquello de 'o estás conmigo o estás contra mí' y esas palabras las pronunciaba un monstruo. Bueno, en ese particular caso, dos monstruos, los cuales escondiían un monstruo más en sus entrañas.
»Pero entiendo que esta información que nos das gratuitamente es una muestra suficiente de buena voluntad como para que pueda confiar en ti. Bienvenido a casa, Yota. Quédate lo que quieras.
Aquel fue el final del discurso de Daruu y captó mi más absoluta atención. En aquel momento me importaban una mierda los Hermanos del Desierto y su reputa madre, las consecuencias del futuro tras lo de Uzushiogakure y los bollos de aquella mujer. Había logrado recuperar una amistad pura.
— ¡Aleluya!
No pude evitar aquella exclamación que acompañé levantando ambos brazos y la mirada al techo de la estancia con una absoluta sensación de liberación tras haber escuchado las últimas palabras del amejin. Joder, había costado pero había valido la pena. Además, ahora sabían toda la verdad de lo que ocurrió en Uzushiogakure. Y yo también la sabía. si por un casual los uzujins trataban de engatusarme a mí o a alguien de Kusagakure se encontrarían con un muro y trataría de impedir su objetivo.
— Ya habrá tiempo de encargarse de Akame, de Datsue y de los putos Hermanos del Desierto pero creo que ahora mismo lo mejor será ser discretos y volvernos poderosos para cuando llegue el momento. Las cosas están ya lo suficientemente tensas en Oonindo. Además, quien sabe si hay algún mal mayor al que temer, esperando su oportunidad perfecta para actuar — de nuevo sostenía aquel palito de madera con la mano — También os digo que si necesitáis de mi ayuda en algún momento solo tenéis que decírmelo, pero creo que debería irme. Te agradezco la invitación, Daruu-kun
Dicho lo cual, me levantaría y me metería el caramelo de nuevo en la boca para luego tender mi mano al amejin, la cual esperaba poder encajar y despedirme como se merecía.
»Pero entiendo que esta información que nos das gratuitamente es una muestra suficiente de buena voluntad como para que pueda confiar en ti. Bienvenido a casa, Yota. Quédate lo que quieras.
Aquel fue el final del discurso de Daruu y captó mi más absoluta atención. En aquel momento me importaban una mierda los Hermanos del Desierto y su reputa madre, las consecuencias del futuro tras lo de Uzushiogakure y los bollos de aquella mujer. Había logrado recuperar una amistad pura.
— ¡Aleluya!
No pude evitar aquella exclamación que acompañé levantando ambos brazos y la mirada al techo de la estancia con una absoluta sensación de liberación tras haber escuchado las últimas palabras del amejin. Joder, había costado pero había valido la pena. Además, ahora sabían toda la verdad de lo que ocurrió en Uzushiogakure. Y yo también la sabía. si por un casual los uzujins trataban de engatusarme a mí o a alguien de Kusagakure se encontrarían con un muro y trataría de impedir su objetivo.
— Ya habrá tiempo de encargarse de Akame, de Datsue y de los putos Hermanos del Desierto pero creo que ahora mismo lo mejor será ser discretos y volvernos poderosos para cuando llegue el momento. Las cosas están ya lo suficientemente tensas en Oonindo. Además, quien sabe si hay algún mal mayor al que temer, esperando su oportunidad perfecta para actuar — de nuevo sostenía aquel palito de madera con la mano — También os digo que si necesitáis de mi ayuda en algún momento solo tenéis que decírmelo, pero creo que debería irme. Te agradezco la invitación, Daruu-kun
Dicho lo cual, me levantaría y me metería el caramelo de nuevo en la boca para luego tender mi mano al amejin, la cual esperaba poder encajar y despedirme como se merecía.
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
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