Oh, no

[Uchiha Datsue]

Datsue frunció el ceño y desvió la mirada hacia abajo. No por nada que hubiese dicho Hanabi, o Katsudon, sino por el tercero en discordia que surgió en su cabeza.

«Déjame…», pidió, casi suplicante. Aunque sabía que era inútil. A Shukaku no le bastaba con hacerle las noches imposibles, sino que ahora tenía que joderle también durante el día.

Se forzó a centrar su atención en Hanabi, quien auguraba ahora una decisión que no le iba a sentar nada bien. El Uchiha creía saber cuál era. De hecho, durante su viaje de vuelta, había pensado en las distintas posibilidades que se encontraría. Y había llegado a tres opciones.

La primera, que, por seguridad, quedaría encerrado en la Villa. Nada de salir. Nada de riesgos.

La segunda, aliarse de nuevo con Amegakure —y Kusagakure— para enfrentarse a este mal mayor. A Yui. La misma que había apuñalado a Aiko y la había enterrado en el fondo de un lago. Y ahora se lo pagarían ayudándoles.

La tercera… Si no respondía a Hanabi, era por la tercera. Y es que esta no era más que una unión de las dos primeras. Por eso, por si acaso su Uzukage no había contemplado todavía una de ellas, prefirió no sacar la lengua a pasear. Para no darle ideas.

—Por favor, antes déjeme terminar de informarle. Todavía me quedan un par de detallitos —comentó, algo angustiado. No se quedaría tranquilo hasta revelárselo todo—. Verá, como decía, Kokuo nos aseguró que se negaba a estar bajo sus órdenes. Que, por increíble que le parezca, él prefería vivir en paz. Sí —dijo, intercambiando miradas con Katsudon y Hanabi—. Todo muy surrealista. Justo después le toqué un poco las narices y me apuntó con una mano. Creo que iba a lanzarme el mismo rayo que en el examen Chunin. Así que… bueno, hicimos una retirada táctica. —Vamos, que huyeron con el rabo entre las piernas—. Luego yo envié un clon tras el Gobi. Mi objetivo era colocarle un Sello de Rastreo para que pudiésemos localizarle. Por desgracia, en cuanto mi clon hizo contacto, el Gobi huyó con un Kawarimi. Según pude rastrear, se dirigía hacia el País del Rayo… o la Espiral.

»Y creo que eso es todo.