Oh, no

[Uchiha Datsue]

Datsue asintió. No provocar, ni caer en provocaciones. No solo ya con Daruu, que, pensándolo fríamente, iba a ser jodido, pero era el más sencillo de todos. Porque luego estaba Kaido, del que estaba casi convencido había asesinado a Keisuke. Y luego, muy arriba en el puesto, Mogura. Sentía que su Mangekyō Sharingan ansiaba conocerle, y sabía que, si se lo llegaba a encontrar, le iba a costar reprimirlo. Como también sabía que se le agotaba el crédito. Había liado demasiadas. Había causado demasiados problemas. De haber estado otro tipo de Kage frente a él, y no ya un Zoku, sino mismamente Gouna, las cosas hubiesen podido ser muy distintas para él.

Hanabi le estaba protegiendo, y era hora de corresponderle.

Pero había algo más. El Uzukage se preguntaba por qué Daruu estaba tan enfadado. Y no solo eso, quería saber si Datsue tenía algo que comentarle. Otro de sus secretos sucios. Incluso pidió a Katsudon que se retirase.

Datsue se palpó la nariz, algo hinchada pero que no parecía nada grave como había pensado en un principio, y se obligó a mantener la compostura. Hacía un buen rato que sus piernas le tentaban para que las cruzase una sobre la otra, o para directamente apoyarlas en la mesa e inclinarse en la silla, demasiado acostumbradas a malos hábitos.

—Efectivamente, para Daruu Ayame no es tan solo una camarada. Como ya le dije aquel día —aunque imaginaba que con la de cosas importantes que habían sucedido, como la ruptura del Tratado de Paz, que casi le volasen media Villa y el flagrante agujero de seguridad que tenían por Daruu, la relación amorosa de dos ninjas extranjeros no era algo que uno registrase—, son novios. —Ahora, ¿por qué estaba tan enfadado? Imaginaba que el show que había montado no le había hecho gracia, menos que su novia perdiese el control, y menos todavía que luego le esposasen—. Akame ya le contó los motivos por los que le esposó. Justos o injustos, si no entendí mal usted le estaba diciendo que iba a liberarle cuando de pronto atacó a Akame. ¿Qué se le pasó por la cabeza? No tengo ni idea, porque lo único que podía conseguir era una guerra y, con ello, complicarle la vida a Ayame. Mi teoría es que simplemente se le cruzaron los cables.

»No hay mucho más que contar, Hanabi-sama. Podría contarle por qué me llevo tan mal con ellos, si así lo desea, pero la raíz de todo es Aiko y el resto las considerará niñatadas.