El ninja soltó aire fuerte, esta vez fue un suspiro intentando escapar toda pesadez que tenía en la cabeza, mientras escuchaba hablar a la Akimichi. Se cruzó de brazos nuevamente tras el reclamo y miró a la chica dedicándole un revoleo de sus ojos en las órbitas. La observó, esta vez un poco más detalladamente, la verdad que no parecía una amenaza, o si lo fuera ¿Por qué se estaba acercando a él? Algo no cuadraba, o directamente no cuadraban las sospechas de Geki. Luego de analizarla de arriba a abajo, se giró hacia la recepcionista.
—Un menú del día por favor. Se detuvo y contempló a Akane nuevamente.
—Que sean dos, si la dama apetece. Soltó y tras un giro empezó a caminar hacia una mesa que se encontraba en la misma sala.
La mesa era de madera cuidadosamente tallada. Tenía un pequeño mantel verde sobre ella, unas flores de colores en el centro le daban vida. Los bancos que rodeaban la superficie eran largos y pesados, aptos para que cuatro o más personas compartieran ese lugar. Una luz tenue entraba por una ventana cercana y amplia que enseñaba un paisaje despejado pero bastante pintoresco y con un toque calmo.
Geki daba pasos lentos, su cara era como de ido o de una mente en blanco mientras se sentaba allí, con la mirada perdida hacia aquella ventana. Puso su codo sobre la mesa apoyando la cara sobre su mano y descanso su cabeza allí mientras esperaba que le trajeran la comida.
—Un menú del día por favor. Se detuvo y contempló a Akane nuevamente.
—Que sean dos, si la dama apetece. Soltó y tras un giro empezó a caminar hacia una mesa que se encontraba en la misma sala.
La mesa era de madera cuidadosamente tallada. Tenía un pequeño mantel verde sobre ella, unas flores de colores en el centro le daban vida. Los bancos que rodeaban la superficie eran largos y pesados, aptos para que cuatro o más personas compartieran ese lugar. Una luz tenue entraba por una ventana cercana y amplia que enseñaba un paisaje despejado pero bastante pintoresco y con un toque calmo.
Geki daba pasos lentos, su cara era como de ido o de una mente en blanco mientras se sentaba allí, con la mirada perdida hacia aquella ventana. Puso su codo sobre la mesa apoyando la cara sobre su mano y descanso su cabeza allí mientras esperaba que le trajeran la comida.