15/12/2018, 22:25
—Pst, cuando apuestes a la línea, la apuesta vale por todos los números. Por eso el señor esta jugando a la barra, juega a tres números en vez de dos— me susurró tras golpearme suavemente con su codo.
—Ah... Claro, con razón nadie más dice los números— musité, ahora empezaba a cobrar un poco de sentido, estaba dejando a un lado la ignorancia en este nuevo mundo de las apuestas.
Sabiendo ya este pequeño dato, no tardé en lanzar los dados para posteriormente seguirlos con la mirada y toparme con que el número elegido por el destino era el seis.
«¿Y ahora?»
—Nadie ha atinado, pasamos a segunda ronda. El punto es seis—. explicó para luego facilitarme los dados.
Kokona aprovechó el momento para mencionar que ese tipo de juegos la viciaba muchísimo y que quería enfocar toda su atención en el evento principal de la noche, ese era su motivo, también sugirió sutilmente que me no continuase en esta ronda, claro dejando en claro que yo decidía.
«¿Qué debería hacer?» Mientras pensaba el chiquillo pidió por el número diez y puso más fichas en la mesa, mi nueva compañera no tardó en resumir lo que hizo él, cosa que agradecí.
Las apuestas siguieron, solo uno de ellos decidió no jugar y luego ocurrió algo que llamó mucho la atención de Kokona, un hombre acababa de apostar por el cinco uno, según ella era algo descabellado, pero las ganancias eran monumentales.
—Voy nuevamente por el once— terminé diciendo, pero luego recordé lo que me acababa de decir que podía pedir por la barra, entonces miré a la mujer del vestido —. ¿Debía pedir por la barra de pase o podía decir así el once?— o sea, el chiquillo acababa de pedir por el diez, y aumentaba sus probabilidades, ¿acaso yo no? —¿Lo estoy haciendo bien?— murmuré, se me estaba haciendo tan complicada esa ronda...
Tiré dos fichas rojas más a lo que ya había apostado y entonces lancé los dados.
—Ah... Claro, con razón nadie más dice los números— musité, ahora empezaba a cobrar un poco de sentido, estaba dejando a un lado la ignorancia en este nuevo mundo de las apuestas.
Sabiendo ya este pequeño dato, no tardé en lanzar los dados para posteriormente seguirlos con la mirada y toparme con que el número elegido por el destino era el seis.
«¿Y ahora?»
—Nadie ha atinado, pasamos a segunda ronda. El punto es seis—. explicó para luego facilitarme los dados.
Kokona aprovechó el momento para mencionar que ese tipo de juegos la viciaba muchísimo y que quería enfocar toda su atención en el evento principal de la noche, ese era su motivo, también sugirió sutilmente que me no continuase en esta ronda, claro dejando en claro que yo decidía.
«¿Qué debería hacer?» Mientras pensaba el chiquillo pidió por el número diez y puso más fichas en la mesa, mi nueva compañera no tardó en resumir lo que hizo él, cosa que agradecí.
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—Voy nuevamente por el once— terminé diciendo, pero luego recordé lo que me acababa de decir que podía pedir por la barra, entonces miré a la mujer del vestido —. ¿Debía pedir por la barra de pase o podía decir así el once?— o sea, el chiquillo acababa de pedir por el diez, y aumentaba sus probabilidades, ¿acaso yo no? —¿Lo estoy haciendo bien?— murmuré, se me estaba haciendo tan complicada esa ronda...
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