16/12/2018, 21:09
—Yota, Yota, Yota… Qué voy a hacer contigo
Joder, la cosa iba de mal en peor. Me costaba entender el razonamiento de ese tipo. Osea, en realidad lo entendía, por aquello de que a un líder le gusta saber todo lo que pasa con sus subordinados, pero... ¿Acaso pretendía ocultar esa información a un aliado al que él mismo insistía en mantener? Supongo que la política no era precisamente mi fuerte.
— ¿Eh? ¿A qué se refiere..? — respondí con voz temblorosa.
Entonces el Morikage se levantó de su asiento, tomando un sobre y acercandose hasta mí, rodeando la mesa y entonces...
— ¡Ay!
Aquellas collejas me dolían hasta el alma, maldita sea.
—Vamos, Yota. Demos un paseo.
— Esto... Vale...
[p=crimson]Pero deje de golpearme, joder[/color]
Me levanté, dejando pasar primero al anciano para acabar en la planta baja donde todavía permanecía aquella mujer que tras un breve intercambio de palabras aceptó volver a casa para descansar.
— Buenas noches — dije junto con una reverencia con la cabeza.
Justo después nos adentramos nosotros en las calles de la aldea, con su iluminación y apenas con alguna alma merodeando en ellas. Después de todo eran más de las 12 de la noche. Pero fui incapaz de decir nada, tan solo caminaba un paso por detrás de Moyashi Kenzou. Me daba absoluto pánico volver a decir algo que no debiera, o hacer algo que no debiera y, por ende, recibir una tercera colleja. Temía que no acabase aquella noche con la cabeza sobre los hombros.
Joder, la cosa iba de mal en peor. Me costaba entender el razonamiento de ese tipo. Osea, en realidad lo entendía, por aquello de que a un líder le gusta saber todo lo que pasa con sus subordinados, pero... ¿Acaso pretendía ocultar esa información a un aliado al que él mismo insistía en mantener? Supongo que la política no era precisamente mi fuerte.
— ¿Eh? ¿A qué se refiere..? — respondí con voz temblorosa.
Entonces el Morikage se levantó de su asiento, tomando un sobre y acercandose hasta mí, rodeando la mesa y entonces...
— ¡Ay!
Aquellas collejas me dolían hasta el alma, maldita sea.
—Vamos, Yota. Demos un paseo.
— Esto... Vale...
[p=crimson]Pero deje de golpearme, joder[/color]
Me levanté, dejando pasar primero al anciano para acabar en la planta baja donde todavía permanecía aquella mujer que tras un breve intercambio de palabras aceptó volver a casa para descansar.
— Buenas noches — dije junto con una reverencia con la cabeza.
Justo después nos adentramos nosotros en las calles de la aldea, con su iluminación y apenas con alguna alma merodeando en ellas. Después de todo eran más de las 12 de la noche. Pero fui incapaz de decir nada, tan solo caminaba un paso por detrás de Moyashi Kenzou. Me daba absoluto pánico volver a decir algo que no debiera, o hacer algo que no debiera y, por ende, recibir una tercera colleja. Temía que no acabase aquella noche con la cabeza sobre los hombros.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa