18/12/2018, 20:51
—Si lo consideras prudente, es lo mejor— Asintió Kokona con sus cejas arqueadas hacia abajo.
—Dados los sucesos designaremos un nuevo lanzador.
—Déjemelo a mí— Se ufanó el Yotsuki, tomando los dados y lanzándolos de nuevos para que el juego siguiera transcurriendo con normalidad.
Aún cuando se alejara de la mesa, notaría que algunas miradas recelosas se posarían sobre ella. Afiladas y sin intención de disimular su malestar. Independientemente de que una novicia halla llegado a ganar dinero sin tener conocimiento de lo que hacía, la incomodidad causada por sus errores y su propia retirada no fue muy bien visto por los veteranos de café y gris respectivamente. Quizás el crupier también estaba molesto, pero dado a que le representaba a la case debía ser más estoico en su actitud y no reprocharle nada.
—No te sientas mal. Quizás fue culpa mía por presionarte para jugar. Quizás en cierta manera quería que tu lo hicieras por mí para no ser víctima de mi propia ludopatía, pero creo que no se controlarme con estas cosas—. Agachó la cabeza en señal de disculpa. —De todas formas, con lo que ganaste ya puedes comprar la entrada al bingo y te sobra. Vamos, ¡que aún tenemos que ver quién de nosotras se queda con el anillo!— Sonrió amable.
—Dados los sucesos designaremos un nuevo lanzador.
—Déjemelo a mí— Se ufanó el Yotsuki, tomando los dados y lanzándolos de nuevos para que el juego siguiera transcurriendo con normalidad.
Aún cuando se alejara de la mesa, notaría que algunas miradas recelosas se posarían sobre ella. Afiladas y sin intención de disimular su malestar. Independientemente de que una novicia halla llegado a ganar dinero sin tener conocimiento de lo que hacía, la incomodidad causada por sus errores y su propia retirada no fue muy bien visto por los veteranos de café y gris respectivamente. Quizás el crupier también estaba molesto, pero dado a que le representaba a la case debía ser más estoico en su actitud y no reprocharle nada.
—No te sientas mal. Quizás fue culpa mía por presionarte para jugar. Quizás en cierta manera quería que tu lo hicieras por mí para no ser víctima de mi propia ludopatía, pero creo que no se controlarme con estas cosas—. Agachó la cabeza en señal de disculpa. —De todas formas, con lo que ganaste ya puedes comprar la entrada al bingo y te sobra. Vamos, ¡que aún tenemos que ver quién de nosotras se queda con el anillo!— Sonrió amable.