Las cosas, cómo deben ser

[Aburame Mei]

—Si lo consideras prudente, es lo mejor—

Sus palabras fueron como una aprobación para mi, no dudé en canjear las fichas que estaban en mi poder —Disculpe las molestias— susurré al crupier al momento de devolver las fichas.

—Dados los sucesos designaremos un nuevo lanzador.

No tenía nada más que hacer ahí, por lo que en compañía de Kokona me alejaría de la mesa, aunque no estaba satisfecha por mi desempeño en el juego, me sentía bien habiendo recuperado un poco de dinero, después de todo había gastado una suma considerable en la tarde.

—No te sientas mal. Quizás fue culpa mía por presionarte para jugar. Quizás en cierta manera quería que tu lo hicieras por mí para no ser víctima de mi propia ludopatía, pero creo que no se controlarme con estas cosas—. Agachó la cabeza en señal de disculpa.

—Tranquila, no es tu culpa, pude haberme negado desde un principio, yo sabía que estaba en juego, además que no perdí, sino que gané un poco— sonreí conciliadoramente.

—De todas formas, con lo que ganaste ya puedes comprar la entrada al bingo y te sobra. Vamos, ¡que aún tenemos que ver quién de nosotras se queda con el anillo!— Sonrió también.

—Es cierto, no he comprado el cartón, ¿se puede hacer ya o cuando vaya a dar inicio? No perderé ese anillo— amplié mi sonrisa por una más competitiva.

Busqué con la mirada a la gente encargada del protocolo para obtener una de aquellas copas con bebida espumosa.